Meditación para niños
Si conocemos los beneficios de la meditación sabremos que serán especiales para los pequeños, ya que los ayudará a crecer conectados con el universo y con ellos mismos. Veamos algunas meditaciones guiadas para niños.
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Técnicas de meditación para niños
La meditación es una de las técnicas de salud y bienestar de mayor provecho para todos nosotros, hombres y mujeres, ancianos, adultos, y también niños. Para los más pequeños es una actividad por demás valiosa, pues les permite conectarse con el entorno y con ellos mismos. Colabora en su concentración, ayuda a enfocar sus energías, inculca una disciplina entretenida y de bienestar, abre la mente hacia nuevos patrones de pensamiento, permite un mejor análisis de la vida diaria, y colabora en revitalizar el cuerpo y la mente a diario.
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Beneficios de la meditación en niños
Además de abrir la mente y fomentar un pensamiento más apropiado, una mejor concentración y mayor velocidad de procesamiento sensorial y cognitivo, la meditación ayuda a los niños a controlar la frustración, a manejar el estrés diario, y también colabora en conciliar el sueño reparador, que fijará sus procesos de crecimiento y aprendizaje.
Las diversas técnicas para meditar mejoran el estado de ánimo general y ayudan en la formación de individuos más amorosos, mejor conectados con el entorno y con los demás, además de controlar y suprimir dolencias musculares o malestares físicos, a veces propios de esta etapa de constante crecimiento.
"No hay edad para comenzar a meditar, pero debes dejar que el niño sea quien decida cuándo comenzar con la actividad."
Cómo iniciar a los niños en la meditación
Propón la meditación como un ejercicio familiar o conjunto, al principio. No hay edad para comenzar a meditar, pero debes dejar que el niño sea quien decida cuándo comenzar con la actividad, sin obligaciones ni presiones.
Invita al pequeño a sentarse cómodamente, con ropa confortable y despojado del calzado. En las primeras sesiones sólo quédense allí sentados, con los ojos cerrados y respirando lenta y profundamente. Enséñale a escuchar su respiración, los latidos de su corazón, a concentrarse en su cuerpo, su mente, y no en los estímulos ajenos o pensamientos fugaces.
Cuando el niño ya se sienta a gusto con la técnica, podrás comenzar a realizar meditaciones guiadas. Propón escenarios fáciles de imaginar por el niño, libre de distracciones: una pradera con el cielo azul y el sol brillante, un río calmo, una cascada con grandes rocas. Los paisajes a visualizar deben ser ajenos a la ciudad, sin otras personas, sin animales, sin elementos que los inviten a la imaginación exagerada.
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Usando tu voz calmada y serena, enséñale a visualizarse a sí mismo en estos escenarios, y luego cuenta como si fuese una historia alguna de las técnicas de meditación guiada.
Meditación guiada para niños: liberar malas energías
La técnica de meditación guiada de liberación de malas energías (tensión, angustia, miedos, penas, enojos) es una de las de mayor éxito con los niños.
Guíalo para visualizarse en un sitio tranquilo en donde, llevando su mano al bolsillo, tome un gran globo. Haz que imagine cómo infla ese globo no con aire, sino con esa angustia, con ese miedo, con las malas energías. Con cada soplido, el globo se irá llenando de estas malas energías que están abandonando su cuerpo. Luego, dile que imagine atar el globo y soltarlo en el aire, mientras lo observa alejarse más y más, hasta desaparecer. Cuando lo haya perdido de vista, las malas energías lo habrán abandonado por completo.
Meditación guiada para niños: aliviar dolores y molestias
Para aliviar dolores y molestias, la meditación para el niño consiste en visualizarse de cuerpo completo, de la manera en la que él prefiera, en una habitación vacía o en un paisaje calmo.
"Los paisajes a visualizar deben ser ajenos a la ciudad, sin otras personas, sin animales, sin elementos que los inviten a la imaginación exagerada."
Dile que observe su cuerpo como uno brillante, de luz, lleno de energía, y que note dónde hay energías negativas. El niño imaginará la zona adolorida en otro color, oscuro, como si este dolor fuese una mala energía dentro de su cuerpo. Invítalo a concentrarse en ella, respirando lentamente, y que conforme vaya liberando el aire irá empujando esta energía hacia la punta de la extremidad más cercana. Simplemente respirando la liberará, y al llegar a los dedos de las manos o de los pies, abandonará el cuerpo, dejando el espacio libre para que la buena energía, positiva pura y blanca, complete el espacio vacío, ahora sin dolor.