Guardería y jardín de infantes: ¿cómo hacer la adaptación?
Al iniciar la vida escolar es natural que nuestros hijos tengan miedos, angustias y que hagan rabietas. Pero se puede hacer una adaptación adecuada para el pequeño, simplemente actuando con pausa, paciencia y mucho amor.
Cuando el niño está entusiasmado por ir a la escuela, podremos decir que el proceso de adaptación ha tenido éxito
El proceso de adaptación del niño en la escuela
Ahora que eres adulto ya has olvidado lo atemorizante que puede ser un cambio de vida tan significativo como el inicio de la vida escolar. Para evitar que el paso de una a otra experiencia de vida sea tan traumático, las escuelas e instituciones establecen períodos de adaptación. En ellos es habitual que los papás y mamás no puedan ingresar al perímetro interno de la institución, para que el pequeño no asocie ninguno de estos espacios con sus padres, ni los busque luego durante la jornada. En cambio, puedes ir fuera de hora escolar a visitar el lugar, conocer las instalaciones y cerciorarte de que sea lo que buscas para tu pequeño.
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Adaptación con calma y paciencia
Aunque al niño le guste la guardería o el jardín de infantes al que asista, no es conveniente que comience permaneciendo allí el día entero. Lo mejor es hacer una adaptación lenta y paulatina: una hora en los primeros tres a cuatro días, una hora y media en los siguientes días, dos horas a la siguiente semana, y así. Ir prolongando el tiempo de permanencia será mucho más adecuado para el pequeño o la pequeña en su inicio de la vida escolar.
Dependiendo de los designios de la institución, los padres podrán ir a hacer sus trámites y labores, o bien quedarse en un recinto apartado de los pequeños, como una suerte de sala de espera donde puedan aguardar a sus hijos durante los primeros días de la adaptación. Aunque aún hay escuelas que hacen ingresar a la sala a los papás y mamás, esto no es lo conveniente: el niño relaciona la presencia de sus papás en el sitio y, al alejarse, no comprenden la situación. En cambio, cuando los padres no están a la vista asimilan que la escuela es “su” lugar, donde tendrán su intimidad, procesos de aprendizaje y juegos.
"Para evitar que el cambio de vida sea tan traumático para los niños, las escuelas establecen períodos de adaptación."
Cuándo finaliza la adaptación a la escuela
Cuando el niño está entusiasmado por ir a la institución, y ya no extraña a sus padres (en la forma de llantos y rabietas), podremos saber que el proceso de adaptación ha tenido éxito. Otras señales son:
- El niño o la niña regresa a casa alegre, mostrando lo realizado y contando sus historias.
- Habla de sus compañeros o de su maestra en casa.
- Lleva a casa los elementos del jardín, juega con sus lápices o viste su pintorcito en casa.
- Invita a sus hermanos o primos a ir con ellos al jardincito… pero no a sus papás ni a otros adultos.