Cómo actuar ante las rabietas de los niños y evitar que sucedan
Las rabietas y caprichos se hacen presentes en niños desde los 3 años. Ante ellas, debemos tratar de actuar según la razón de la misma.
Las rabietas se cortan si no hay nadie que les preste atención
Qué hacer ante una rabieta
Entre los 3 y 7 años, los niños suelen, en algunos casos más y en otros menos, imponer sus deseos o su enojo con terribles rabietas que muchas veces no sabemos manejar.
Cuando tu niño se pone muy nervioso y hace una rabieta, lo más importantes es que mantengas la calma y cuando él esté tranquilo, le expliques que por más berrinche que haga no te hará cambiar de opinión.
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A partir de los tres años, puedes enseñarle a expresar sus sentimientos ayudándolo a encontrar las palabras “Estoy enojado porque…” También es bueno que entienda que enojarse no está mal, el error es ponerse tan nervioso.
Pero los que saben repiten hasta el cansancio que las rabietas no se producen si no hay nadie quien les preste atención… los niños normales no continuarán haciendo rabietas de forma ininterrumpida si ven que no logran su objetivo.
Cuando tu niño haga una rabieta puedes, de acuerdo a su edad, enseñarle a controlarse. Si es muy pequeño, pídele que se siente sobre tu regazo y te abrace fuerte, o que cante una canción que le guste y lo calme. Cuando es más grande, que cuente hasta 10 para calmar los nervios y luego poder conversar sobre lo que le pasa.
Rabieta por fatiga o frustración
Cuando la rabieta es provocada por la fatiga o la frustración, sea porque no logran armar algún juego, porque no se lo entiende cuando habla o porque le cuestan las tareas escolares, es necesario que lo apoyes y le enseñes a superar las trabas. Puedes abrazarlo, sin dramatizar, y decirle que lo entiendes y que sabes que podrá superarlo, un elogio porque no se rinde siempre es apropiado. Luego, intenta que te explique el problema y soluciónenlo juntos.
Si notas que la rabieta es por fatiga, alcanza con darle un vaso o mamadera de leche tibia y que se acueste a descansar.
Rabieta por capricho
Cuando las rabietas son provocadas por un capricho o el deseo de llamar la atención, nos encontramos ante las más difíciles, ya que los niños suelen volverse frenéticos. Pero mientras que sea una bronca y no se torne destructivo o dañino, puedes dejarlo.
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Lo particular de estas situaciones es que no pueden interrumpirse abruptamente, sino que hay que dejarlas concluir, ignorar al niño es la mejor solución, pero no tratar de razonar porque está obnubilado y al hablarle le prestas atención, y eso es lo que quiere.
Puedes intentar atraer su atención con algo que sabes le gusta o le interesa, pero también se pueden evitar estas rabietas diciendo “si” a cosas divertidas o gustillos algunas veces.