5 tips para una educación de tus hijos ejemplar
Ser mamá no es fácil, y educar a los niños tampoco. Pero aquí tienes 5 tips que debes tener en cuenta para acercarte a lo que llamaríamos 'una mamá ejemplar'
Los niños responden al ejemplo mucho mejor que a los regaños y las amenazas
5 claves para ser una mamá ejemplar
Seguro que has visto en el día a día (o en la TV) esas mamás que, simplemente, resultan ejemplares. Tienen buen humor, se comunican bien con sus hijos y ellos son el reflejo de esta sensacional dama que parece tenerlo todo bajo control.
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Tenemos buenas noticias para ti: tú también puedes ser una de estas glorificadas mujeres, mereciendo el título y siendo el mejor ejemplo para tus hijos, tan sólo prestando atención a algunas pocas cosas y actitudes de tu día a día.
Aprende estos 5 consejos útiles y prácticos para ser una mamá ejemplar, e inspirar a otras madres a tu alrededor a serlo también.
1. Predica con el ejemplo
Este es bien simple, y lo has escuchado hasta el cansancio en numerosos escenarios: no hagas lo que no quieres que te hagan a ti. Si no quieres que tus hijos griten, entonces no les grites tú a ellos; si no quieres que usen palabrotas, cuida tu lenguaje; si no quieres que coman a las apuradas y de pie en la cocina, sino que se sienten a cenar en la mesa familiar, hazlo tú también.
"Si no quieres que tus hijos griten, entonces no les grites tú a ellos; si no quieres que usen palabrotas, cuida tu lenguaje."
Los niños responden al ejemplo mucho mejor que a los regaños y las amenazas. Preocúpate por comportarte igual que quieres que ellos lo hagan, y estarás sentando un precedente extraordinario.
2. La enseñanza de la lectura
No dejes pasar un día sin leer. Al menos un poco: un cuento antes de ir a dormir, un libro infantil a la tarde, lo que sea. Leer con tus hijos es la mejor manera de enseñarles este saludable hábito que, además de estimular su imaginación, les ayudará a ser mejores estudiantes cuando vayan creciendo.
Si tus hijos no quieren leer (cuando ya sepan cómo hacerlo) y prefieren ver la TV, déjalos mirar su programa favorito una hora por la tarde mientras tú te sientas junto a ellos, leyendo. Cuando te interrumpan, diles que estás leyendo, y que cuando termines de hacerlo podrán hacer otra cosa. Mediante el ejemplo, aprenderán que la lectura es entretenida, es satisfactoria, y verás que pronto abandonan la pantalla para investigar qué es eso que te tiene tan fascinada.
3. Inclusión e integración
No dejes que los niños sean miembros pasivos de la familia. Si bien en casa los adultos son quienes “dan las órdenes”, en lugar de tomar una postura casi militar integra a tus hijos a las cuestiones importantes. Pídeles su opinión, coméntales lo que está sucediendo, hazlos parte.
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Aprovecha el tiempo de la cena, sentados en familia a la mesa, para debatir asuntos como el destino de las próximas vacaciones o la actividad que se hará en casa ese fin de semana. Déjalos dar su opinión y defender sus puntos de vista. Claro que, en definitiva, la elección la tomarán los adultos, pero ellos se sentirán parte importante e integrada del núcleo familiar.
Además de darles esta maravillosa sensación de inclusión, también les estarás enseñando a debatir y a exponer sus opiniones de una manera respetuosa, herramienta de comunicación invaluable para sus vidas adultas.
4. Siempre con respeto
Si quieres que tus hijos sean personas respetuosas, debes serlo tú también. Si en la tienda te burlaste de una persona que tumbó toda una estantería, y en el camino a casa insultaste al conductor del coche de adelante por ir más lento de lo que se suponía, entonces no tendrás un piso firme para regañar a tus hijos cuando ellos se burlen de sus hermanos o de sus compañeros de escuela, o que insulten cuando las cosas no salen como ellos quieren. Siempre predica con el ejemplo, no hay mejor ni más efectiva herramienta de educación que esta.
5. La confianza es clave para una familia feliz
Practica la confianza. Si tu hijo te dice que un compañero de la escuela lo golpea o se burla de él o de ella, no lo desestimes. Indaga, habla con la maestra y dale a tu hijo la confianza que necesita. Incuso si notas que no es verdad lo que te está diciendo, habla con tu hijo con respeto y cariño. Dile que investigaste y que lo que te ha dicho no es verdad, pero que comprendes que algo está sucediendo en su vida.
"No dejes pasar un día sin leer. Al menos un poco: un cuento antes de ir a dormir, un libro infantil a la tarde, lo que sea."
Dale el espacio para que te hable de sus emociones, sus inquietudes, y sus problemas con apertura y respeto. No lo regañes, sino comprende por qué está diciéndo eso. Y claro, no mientas nunca (al menos no permitas que tus hijos te vean mentir, pues todos lo hacemos en algún momento). Si tus hijos ven que mientes y te sales con la tuya, intentarán hacerlo ellos también. Es mejor una verdad dialogada con respeto que una mentira poco saludable.