3 recetas de yogurt casero

Existen de diversos tipos, y algunos se preparan con hongos especiales (como el yogurt kéfir). En esta nota veremos cómo preparar yogur natural (o griego) y versiones saborizadas de este alimento tan añoso como espectacular.

Receta de yogur natural

Es muy fácil de preparar. Sólo debes calentar leche, de preferencia natural de ordeñe, aunque la comercial también servirá (evita las clasificadas como "larga vida"). Una vez caliente, y sin que llegue a hervir, agrega un pote de yogur natural comercial, y revuelve bien para incorporar, haciendo movimientos circulares y cruzados.

"La ventaja de hacer yogur casero es que puedes darle la textura deseada, volverlo más liviano y fluido para beber, o más rígido para comer con cereales y frutas."

Traslada a un contenedor plástico con tapa, cubre con un paño grueso y deja reposar fuera de la nevera hasta el día siguiente. Verás que se ha solidificado: en ese momento, lo trasladas al refrigerador para conservar siempre tapado y consumir dentro de la semana, reservando una pequeña porción para elaborar la siguiente tanda.

Puedes hacer esta receta de base usando yogures saborizados en lugar de los naturales, logrando más cantidad aunque con un sabor más suave.

Yogur de frutas casero

A partir del yogur natural que hicimos con la receta anterior, podremos crear versiones agregando pulpas de frutas a la mezcla una vez tibia. Usaremos pulpas de lata o frutas frescas, bien lavadas, peladas, sin sus semillas y trituradas en la licuadora. Esto nos dará una alternativa mucho más vistosa, con pequeños trozos de fruta a la vista, y un sabor mucho más intenso y fresco.

Las mejores versiones son las de fresas, melocotones (duraznos), albaricoques (damasco) y peras, aunque puedes ir haciendo tus propias opciones con mezclas, incorporando también frutas secas y hasta semillas.

Yogur casero de chocolate

Esta receta es ideal para los más chicos de la casa.