Sociedad
Cómo evitar que los niños griten todo el tiempo

Tips para que los niños dejen de comunicarse con gritos

¿Tus hijos no paran de gritar, sea para llamar la atención, para hacer un reclamo o incluso jugando?. Evita este comportamiento con estos consejos

28/02/19 por Eugenia

En el momento de los juegos los niños tienden a gritar. A veces puedes permitirlo pero otras no, pon límites.

Como evitar que tu hijo se comunique con gritos

Toda mamá de hoy conoce de los gritos infantiles. Esos que, si hubiéramos dado cuando éramos niñas, nos hubieran valido una mala cara, cuando menos.

Es que hoy los niños están constantemente expuestos a estímulos superdesarrollados: colores, luces, sonidos, caricaturas donde los gritos son el medio de comunicación, volumen ambiental alto y demás. Los niños han olvidado el valor del silencio y, peor aún, también el de hablar en un tono normal.

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Si tus niños caen fácilmente en este hueco oscuro de los gritos, sea para hacer berrinche o sólo porque sí, te proponemos ponerte en acción para que los gritos sean cosa del pasado.

Es fundamental dar el ejemplo para evitar los gritos

Si queremos que nuestros hijos no griten para comunicarse, en momentos felices, en los juegos y en los enojos, entonces es imperativo que demos el ejemplo en casa como primera medida. Sí, así es: no debes gritar tú ni tu pareja los hijos mayores, los invitados. Cuando hables con tu pequeño, no levantes el tono de voz, ni para regañarlo ni para pedirle que haga cosas. Aunque estés cocinando y él o ella esté en su habitación: no le grites para decirle que es momento de lavarse las manos: ve hasta su habitación y díselo. Si tú no gritas, el niño comprenderá que no es necesario elevar el tono de voz para darse a entender, en pocos días.

"Si queremos que nuestros hijos no griten para comunicarse, entonces es imperativo que demos el ejemplo en casa."

A la hora de los enojos y de los regaños, es fundamental mantener la calma. No le grites. Respira profundo, y háblale en un tono normal. Si el pequeño grita, pídele con calma que deje de hacerlo, pues no puedes entender lo que te dice. Pídele de buen modo, siempre con amor y sin regaños. Lo mismo en las peleas entre hermanos, en los juegos y en cualquier situación: no le grites para decirle que no hay que gritar, estarías enviando un mensaje bastante confuso.

Lo que debes comprender para educar

Mucho más a menudo de lo que notamos, nuestros propios gritos no son producto del comportamiento directo de los niños, sino de un estado emocional propio. La tensión, el estrés, las preocupaciones y el cansancio nos dejan a merced del monstruo verde de la ira y de los gritos. Antes de alzar tu voz, respira profundo, distrae tu mente, y así podrás hablar con tu niño, en lugar de gritarle.

Los niños también tienen cuadros de estrés, preocupaciones, frustraciones y enojos. Si notas que los gritos son parte habitual de su comportamiento, intenta hablar con él o con ella para saber si hay algo que le esté molestando y provocando un marco emocional negativo que lo empuje hacia el comportamiento agresivo, iracundo… gritón.

Incluso a la hora de pedirle que haga cosas o de hablar con tu pequeño: acércate, háblale mirándolo a la cara y con voz tenue, incluso algo más baja de lo normal. Tu hijo comprenderá que esa es la buena comunicación, y aprenderá del ejemplo para repetir la conducta de manera sobresaliente.

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"Si notas que los gritos son parte habitual de su comportamiento, intenta hablar con él o con ella para saber si hay algo que le esté molestando."

En el momento de los juegos los niños tienden a gritar. En algunos momentos deberás permitírselo, pero en otros debes poner un límite a los sonidos. En especial a la hora de la siesta, o llegada la noche: juega con él o con ella, pero conservando un tono de voz no tan alto. Y felicítale cuando imite este comportamiento: la reafirmación de la buena acción es la mejor educación que tu niño pueda recibir, y que juntos puedan dejar atrás a los gritos.

Cómo Controlar a un Niño que Grita

Cómo Tratar a un Niño que Grita Mucho

Aprender a controlar a un niño que grita es fundamental para augurar la paz y el respeto en casa, y también en el aula. Es que la algarabía es moneda corriente en el lenguaje de los más pequeños, y todos conocemos bien los gritos infantiles, esos que, si hubiéramos dado cuando éramos niñas, nos hubieran valido una mala cara, cuando menos.

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