Cómo Ser un Buen Coach

Trabajar desde la inteligencia emocional

Aunque seas una fuente de conocimientos, práctica y experiencia, para ser una guía inspiradora en verdad conecte con tus clientes y pacientes necesitas desarrollar tu inteligencia emocional. La cooperación, la empatía, reconocer las emociones y sentimientos de los demás, te permite comprender mejor sus motivaciones y el motor que impulsa cada acción. Por eso, para ser coach lo fundamental es trabajar desde tu propia inteligencia emocional.

Se trata de ser consciente de cada situación, y no de una fórmula universal. Cada persona tiene su propio conjunto de emociones y sentimientos, tú también. Por eso, si bien trabajarás desde el conocimiento y control de tus emociones, debes entender que ser coach, líder, guía, o educador de cualquier tipo se basa en no imponer tus pensamientos y opiniones, sino mayormente de comprender las motivaciones y reacciones del otro, tomando cada herramienta que esté a tu alcance para asistirle en comprender las maneras de manejar sus propias emociones, y usarlas como palancas que permitan el mejor avance.

"Para ser un buen coach lo fundamental es trabajar desde tu propia inteligencia emocional. Se trata de ser consciente de cada situación, y no de una fórmula universal. ."

3 estrategias para ser un buen coach

Si quieres ser un mejor coach, además de funcionar desde tu inteligencia emocional asegúrate de utilizar estas 3 estrategias:

1. Conectar antes que todo. Seas coach, guía, terapeuta, maestro, líder, jefe o desde la posición que tengas, lo fundamental es conectarte con la otra persona antes de trabajar, de dar órdenes, de aconsejar. Conectar significa observar a la persona: ¿se la nota desgarbada, cansada, está a punto de enfermarse, está perdiendo el cabello, sus uñas están arregladas o con señales de mordidas, su ropa parece tener varios días de uso? No usamos estas nociones como juicios, sino para reconocer mejor la situación en la que vive habitualmente (o en esa situación particular).

Conectar también significa reconocer sus emociones y sentimientos, analizar sus motivaciones, observar sus reacciones. Notarlas, identificarlas, y trabajar sobre ellas si fueran las razones de freno en su camino (pero a consciencia, y no simplemente como una orden). Una mejor manera de aplicar esta estrategia es, luego de analizar, simplemente conversar: “¿cómo te va? Se te nota cansado, ¿has dormido bien?”. Estas y otras preguntas amigables, no invasivas, podrán definir mejor el entorno de la persona.

2. Camina en sus zapatos. Es un asunto de vital importancia: un buen coach no aconseja desde sus opiniones particulares, ni responde a preguntas que nadie ha realizado, sino que escucha con atención, e intenta interpretar la información desde el punto de vista de su interlocutor, para hallar la mejor solución o el camino más propicio a tomar.