El ratón Pérez y otras historias sobre la caída de los dientes de leche
La historia del Ratón Pérez es la más conocida, pero hay otras tradiciones alrededor del mundo relacionadas con la caída de los dientes de leche.
La caída de un diente de leche es un momento especial para un pequeño.
Cuentos sobre la caída de los dientes de leche
La caída de un diente de leche es un momento especial para un pequeño. No sólo porque comienza a formar su sonrisa definitiva, sino por la magia que sucederá esa noche, con la visita del Ratón Pérez, el Hada de los Dientes, o sus tantos personajes relacionados idénticos en función.
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La historia del Ratón Pérez
El Ratón Pérez colecciona dientes para hacer con ellos su camita y partes de su hogar. Para adquirirlos, simplemente se los compra a los niños cuando los pierden, en una transacción bastante simple: los pequeños dejan sus dientes debajo de la almohada cuando se van a dormir y, de madrugada, el roedor escurridizo se los lleva y deja a cambio una monedita o un billete para los ahora propietarios de un hueco sobre las encías.
"El Ratón Pérez colecciona dientes para hacer con ellos su camita y partes de su hogar, y es la historia mas difundida sobre la caída de los dientes de leche."
Lo cierto es que esta tradición mágica nació en España, cuando el hijo de la Reina regente María Cristina (el futuro Rey Alfonso XIII) perdió su primer pieza dental y causó gran conmoción en el palacio. Para calmar su ansiedad, la reina encargó a Luis Coloma la creación de un cuento en el que un ratoncillo Pérez crea amistad con un niño llamado Buby (nombre que la Reina usaba para llamar a su hijo en la intimidad) quien, convertido en ratón también por un “prodigio maravilloso”, sale a recorrer la ciudad y a tomar conciencia de la necesidad de la gente. Ante semejante espectáculo, Buby comienza a cambiar los dientes de leche de los niños del reino por monedas de oro, dando así origen a la tradición de este intercambio.
Esta misma historia no tardó en recorrer el mundo entero, claro que con sus adecuaciones regionales. Por ejemplo, el mismo ratón originario de la travesía lleva el nombre de “le petite souris” en Francia, o “Topolino” en Italia y Escocia.
El Hada de los Dientes
Una versión mucho más especial es la iniciada en la región nórdica de Europa, en la que un Hada asistente del Hada Madrina de cada niño ayuda a los pequeños en esta transición tan especial, dando beneficios y recompensas (incluso polvo de hadas para volar) a los pequeños que perdían sus dientes. Esta tradición se expandió también en Estados unidos, donde el cine la ha variado hacia un Hada sin género, que puede ser hombre o mujer, humano u otro animal.
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"En algunas culturas orientales los dientes del maxilar superior que caigan son enterrados y los del inferior son arrojados al aire."
Tradiciones relacionadas con la caída de los dientes de leche
Hay padres que deciden encajar el primer diente de leche caído en un armazón de oro para que el pequeño use como amuleto en torno al cuello, para protegerse de las malas influencias y recibir bondades de la vida. También hay países en los que los dientes de leche caídos se arrojan por sobre el tejado de la casa, para atraer la buena fortuna, como es el caso de algunas culturas brasileras, hondureñas e incluso griegas.
En algunas culturas orientales los dientes del maxilar superior que caigan son enterrados y los del inferior son arrojados al aire, para atraer la salud a los dientes definitivos que están por asomarse. En Egipto, de acuerdo a la tradición, los dientes de leche que caigan se envuelven en trozos de tela y se lanzan al aire, lejos de la persona, mientras se canta a Ra (el Dios del Sol).Una costumbre similar se da entre las culturas árabes nómadas, quienes reemplazan la tela por grasa de oveja y se lo entregan al perro familiar para que se lo “lleve y traiga uno más fuerte”. Esta tradición es contraria a la originada en las culturas paganas, donde los padres inventaban historias para poder tomar y esconder los dientes de sus niños, puesto que si las “brujas” los tomaban en su poder podían usarlo para crear maleficios contra los pequeños.