¿Es cierta la teoría de que todo se define antes de los 6 primeros años?
¿Qué pasa si nuestro hijo no se desarrolla como esperamos en los primeros 6 años? ¿La personalidad se define sólo en esta etapa? ¿Mito o realidad? La verdad en esta nota.
¿Son tan fundamentales los primeros 6 años de nuestro hijo?
Los primeros 6 años de vida
Durante la década del '80 hizo furor la teoría de que todo se definía antes de los 6 años. Durante los primeros años, tu hijo aprendió muchísimo y muy rápido pero... ¿Es lógico pensar que esos aprendizajes moldearon su personalidad a tal punto que nada podrá modificarse después?
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En los primeros seis años tu hijo vivirá etapas fundamentales, como caminar, hablar, controlar esfínteres, identificarse con el sexo opuesto, etc. pero las mismas pueden realizarse más tarde si no fueron felizmente concretadas en tiempo y forma “según los manuales”.
La teoría de que todo se decide antes de los 6 años impulsó el culto del rendimiento, y no todos los niños se desenvuelven al mismo ritmo. En las guarderías se constata diariamente que hay niños que hablan antes que otros, que algunos dibujan muy bien mientras otros garabatean, que algunos pueden realizar construcciones meticulosas mientras otros tropiezan con todos los obstáculos... en todos los casos sólo la maestra o el pediatra de tu hijo puede detectar un verdadero retraso madurativo. En el caso de que así sea, el mismo puede obedecer a diferentes orígenes más o menos graves, y muchos retrasos pueden deberse a bloqueos psicológicos y no a cuestiones neurológicas.
La estimulación a temprana edad
Tu hijo puede ser sensible tanto a la falta de estimulación como a la estimulación excesiva.
Un bebé no tiene ninguna necesidad de que le llenen la cabeza con programas de televisión o juegos sofisticados. Un bebé tiene necesidad de estar rodeado de afecto, acariciado, mimado. Jugar con él, cantarle, mecerlo suavemente es más necesario para un desarrollo armonioso que estimularlo permanentemente con objetivos pedagógicos.
Cuando llevas a tu bebé instalado en un "canguro", debes llevarlo protegido, con su rostro contra tu pecho y no haciéndolo ver todo lo que sucede en la calle con el pretexto de "estimularlo". Muchas veces el efecto provocado es exactamente el contrario, y tu hijo puede desarrollar una fobia o una adicción a la estimulación ya que desde muy temprano lo acostumbraste a una sucesión de imágenes, demasiado rápida, demasiado temprana y todo el tiempo. Lo único que lograrás, seguramente, estimulando a tu hijo desde su más temprana edad, es un niño hiperactivo.
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La obsesión del rendimiento y la superación de los hijos sólo logran que seas una madre inquieta y exageradamente preocupada, tendrás la sensación de ver retrasos de maduración en tu bebé permanentemente, y posiblemente esa sensación te lleve a frustrar la relación con el maravilloso ser humano que concebiste.
Todos los niños no se desarrollan al mismo ritmo ni desarrollan obligatoriamente las mismas capacidades, y no todo se decide antes de los 6 años.