¿El instinto maternal es innato?
Pocos pensarían que una mamá puede no estar encantada con su hijo, pero suele ocurrir. Y es que el instinto maternal tiene mucho de convención social.
El “instinto maternal” en el ser humano no siempre es innato, a veces se instala con el tiempo.
Relación madre hijo
Cuando piensas en tu "bebé", sin importar su edad, se te ilumina el rostro. Naciste para quererlo, mimarlo y estar pendiente de él, incluso ya es mayor de edad y no puedes "destetarlo".
Sin embargo, hay mujeres que no sienten lo mismo, todo lo contrario pero, como esta sociedad ha hecho de la "maternidad" un santuario, no pueden confesarlo ni se prestan (aún manteniendo el anonimato) para encuestas o investigaciones sobre las causas que provocan que no aparezca en ellas lo que se considera un instinto fundamental de los mamíferos.
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Muchos pediatras, docentes, psicólogos, amigos y familiares lo descubren detrás de un comportamiento frío, de una mirada que no evidencia ese enamoramiento que generalmente existe entre una mamá y su bebé.
¿El instinto maternal es innato?
Contrariamente a lo que puedas imaginar, a todo lo que nos han enseñado desde siempre, el “instinto maternal” en el ser humano no es siempre innato, a veces se instala con el tiempo y es a partir de la convivencia entre mamá e hijo que aparece y va creciendo.
Otras veces, para la mamá, es sólo una cuestión social, y si bien existe el afecto, los cuidados necesarios, y desde muchos puntos de vista, son mamás "adecuadas", no viven la maternidad con la misma intensidad que la mayoría de las madres.
Sucede que las mujeres no somos mamíferos como los otros animales, y la sociedad, por un lado, ha elevado la maternidad a un rango celestial pero, por otro, nuestro bebé debe ser "el más lindo, el más inteligente, el más..." Si tienes menos, en esta sociedad donde se consume "todo", un bebé que no cumpla las expectativas es "menos", decepciona.
La importancia de ayudar a una mamá decepcionada
Las mamás decepcionadas, lejos de comprender, analizar y buscar una ayuda que pueda conciliarlas con su bebé, se culpabilizan en silencio por no sentir ese "enamoramiento" que deberían sentir, según dictan los usos y costumbres en vigor.
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En los primeros momentos vividos en la maternidad, el personal debería estar preparado para apoyar a las mamás "decepcionadas", no para culpabilizarlas más, juzgarlas, sino para ayudarlas a establecer una relación sana con su bebé.
Si te sucede o sabes que le sucede a una amiga, es importante pedir ayuda porque a veces, el lazo no llega a establecerse y sufren tanto las madres como los hijos, aunque la solución más apropiada sigue siendo el puente solidario que construye un "buen papá" entre sus dos amores.