Experimentos caseros: Cómo hacer cristales para que jueguen los niños

Para hacer estos cristales te presentamos tres métodos muy sencillos, cuyo costo es tan bajo y los materiales son tan fáciles de conseguir (quizás hasta ya los tienes en casa), que podrán hacer cantidades de proyectos en una tarde de lluvia o en cualquier momento, hasta para obsequiar a sus amigos como souvenir en una tarde de juegos.

Método 1: Cristales de aspirina

¿Quién no tiene en casa un blíster de aspirinas (ácido acetil salicílico)? Este es el material estrella del primer método para hacer cristales, que encantará a tus pequeños y les enseñará la maravilla de la ciencia.

Para hacer cada uno necesitas un frasco de vidrio limpio, con tapa de cierre hermético, dos o tres aspirinas, y agua. Lo mejor es usar agua mineral o destilada, pero también puedes usar agua del grifo, a temperatura de ambiente. Si quieres dar color a tus cristales caseros, puedes usar témperas.

"Los experimentos caseros de ciencia son una manera genial de ayudar a que tu hijo descubra los milagros maravillosos del mundo que los rodea."

Para hacer cristales con aspirina simplemente debes llenar casi completamente el frasco con agua, y verter dentro las aspirinas, “untadas” con unas gotas de témpera si quieres darles color. No hace falta que revuelvas ni hagas nada más, pues las píldoras se disolverán naturalmente en el agua y comenzarán a apilarse en forma de cristales al centro del bote. Una vez que cierres el frasco, colócalo en un sitio donde esté iluminado (no con sol directo, pues se calentaría demasiado) donde no sea movido y déjalo allí por algunos días, semanas y meses. Cuando quieras hacer que tus cristales crezcan aun  más, sólo debes abrir el frasco y agregar una o dos aspirinas. ¡Es como magia!

Método 2: Cristales de sales

En nuestro segundo proyecto rearemos un jardín de cristales mágicos, para los que necesitaremos una jarra o bol de vidrio, agua, y sales de Epsom. Vierte en el contenedor dos tazas de sales de Epsom y agrega una taza de agua caliente (con cuidado). Disuelve colorante vegetal en media taza de agua caliente, integra bien, y agrega al contenedor. Revuelve muy bien, intentando disolver las sales tanto como puedas, y lleva al refrigerador durante el resto del día y la noche, ubicándolo en la zona más fría de la nevera.

A la mañana siguiente, el contenedor habrá desarrollado un verdadero y mágico jardín de cristales de colores, que son completamente seguros de tomar (aunque no de comer). Tus hijos adorarán experimentar con ellos, ¡y puedes hacerlos cuantas veces quieran!

Método 3: Puente de cristales

Para el tercer proyecto necesitarás colocar sobre una bandeja dos vasos o contenedores (que tengan peso) separados entre sí por unos 20 centímetros, aproximadamente. En medio de ellos pon un plato, para evitar que los cristales que puedan caer hagan un enchastre. Ahora ya puedes comenzar a hacer la magia de los cristales.

Vierte agua caliente en ambos vasos, sin llegar hasta el borde pero que toque los extremos de la lana. Agrega en ambos bicarbonato de sodio, una cucharadita por vez, hasta que notes que la mezcla está saturada (es decir, que ya no se disuelve más bicarbonato en el agua). Puedes agregar colorante vegetal, incluso de distintos colores en cada vaso para lograr un puente de cristales colorido.