Método para enseñarle a los niños a pedir perdón
Por favor, perdón y gracias son tres palabras mágicas que todo niño debe incorporar desde que tiene uso de razón. Veamos cómo enseñarles a pedir perdón.
Hazle saber a tu hijo que es necesario pedir perdón, y en cuanto lo haga agradéceselo
Cómo enseñar a pedir perdón
Cuando educas a niños debes hacerlo con amor y gentileza, pero también con mano firme en los temas de rigor. Uno de ellos es enseñarle a que aprenda a pedir perdón por sus errores y fallos, sean intencionales o adrede, pues reconocer la mala acción y redimirse por ella es una de las herramientas para construir el carácter.
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Se trata de una más de las tantas nociones de buena conducta que impartimos a los niños, como pedir permiso, agradecer, saludar al llegar o al partir de algún sitio. Pedir perdón es, quizás, un tanto más difícil, pues la rebeldía y el orgullo entran en juego en este tema: se trata de comprender el propio error (adrede o inocentemente) y dispensarse por ello.
Una técnica necesaria para esta educación en particular es dar el ejemplo. Si tú y tu pareja no piden perdón, si los hermanos no piden perdón, el niño tampoco lo hará. Ya sea entre ustedes o con los demás miembros de la familia, amigos y extraños, debes recordar predicar con el ejemplo y demostrarle al niño que nada sucede si se pide perdón, que no hay daño sino reparación, y que es no sólo lo apropiado, sino también lo correcto.
Paciencia al enseñarle a tu hijo a pedir perdón
Es probable que debas recordarle a tu hijo que debe pedir sus disculpas cuando cometa un error, haga una mala acción o tenga una contestación menos que adecuada. Díselo con cariño y templanza, y no con enojo. Hazle saber que debe pedir perdón incluso cuando no ha sido su culpa sino una equivocación inocente, para que vaya interiorizándolo con tiempo.
"Si tú y tu pareja no piden perdón, si los hermanos no piden perdón, el niño tampoco lo hará."
Luego de que haya comenzado a hacerlo (así sea por recordación tuya), podrás comenzar a enseñarle a que lo haga con buen tono de voz y de corazón, y no a regañadientes y entre lágrimas o enojos. Estas son condiciones normales, en especial entre los hermanos más grandes hacia los pequeños: el pedido de disculpas comienza cuando tú lo recuerdas, y es casi inaudible y con mal talante. Pero hazle saber que es necesario, y en cuanto lo pida agradéceselo. Si debe pedir perdón a un hermano menor deja que lo haga (o díselo), agradécele tú su buena acción, y recuerda al menor que le diga en palabras claras y sin burlas de por medio “sí, te disculpo”.
Se trata de una práctica que deberás repetir una y otra vez en casa, en la escuela y estén donde estén. Con algo de tiempo los niños comprenderán que es lo correcto, que cuando lo hacen evitan regaños y reciben agradecimientos, y que pueden seguir jugando con felicidad, en lugar de discutir y quedar uno en cada rincón de la habitación. Con algo de paciencia y buen ejemplo verás que el pedir perdón se convierte en una pieza muy presente en su vocabulario, y que la relación familiar se fortalece, algo que perdurará con el paso de los años.
