Cómo Enseñar a Cocinar
Haz que el gusto de la cocina de tu abuela perdure por generaciones enseñando a cocinar a tus hijos, hermanos, amigos o quien sea.
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Descubre cómo enseñar a niños o adultos a cocinar, compartiendo el placer de crear platillos deliciosos y con mucho amor.
Consejos para Enseñar a Cocinar
Enseñar a cocinar es la manera más simple de hacer que el legado familiar y el sabor de la cocina de la abuela perduren por generaciones. Es que la cocina es nada menos que el corazón del hogar, y contagiar esa pasión es una de las actividades más placenteras que disfrutarás en tu vida.
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Comprendiendo la cocina
Cualquier persona puede seguir las instrucciones de una receta. Bastará con tener una mente fría, una balanza y medidores gastronómicos. Pero enseñar a cocinar es mucho más que eso, una actividad que nace desde el corazón y no desde la mente.
Es necesario conocer las dos partes. Si una receta pide 1 cucharadita de sal, es porque agregar menos restaría sabor, y agregar más podría ser desastroso. Asegúrate de dejar lugar a la creatividad personal, pero también enseña el respeto por las proporciones y por el orden de los alimentos durante la preparación. Después de todo, ya sabes que los líquidos se agregan a los sólidos y no a la inversa, que el almíbar se agrega frío a los platillos calientes y no a iguales temperaturas, y miles de ejemplos más que los novatos en la cocina necesitan aprender aprovechando tu experiencia.
"Cualquier persona puede seguir las instrucciones de una receta. Pero enseñar a cocinar es mucho más que eso, una actividad que nace desde el corazón y no desde la mente."
Enseñar a cocinar requiere de conocimientos estrictos, pero también de inculcar amor por la cocina.
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Tips para aprender a cocinar
Necesitas tener paciencia, comprensión, y a veces también saber cuándo permitir que tu “alumno” cometa sus propios errores. Lo primero es enseñar sobre la seguridad en la cocina, en particular lo que respecta a temperaturas y al uso apropiado de los electrodomésticos. Luego, se trata de experimentar, divertirse y disfrutar de los resultados, sobre todo si quienes aprenden son niños.
En lugar de enseñar recetas de memoria, procura impartir experiencias desde la práctica. Es decir: deja que tus “alumnos” hagan los pasos por su propia cuenta, que usen sus manos (esto permite conocer temperaturas, consistencias y texturas ideales) y principalmente, les facilitarás la experiencia, que es fundamental a la hora de cocinar por cuenta propia. En preparaciones complejas puedes hacerlo tú una vez, para que vean cómo son los movimientos de tus manos, pero en la próxima deberán hacerlo ellos. Mejor aún: en lo posible, divide las preparaciones en dos porciones, y vayan haciendo la receta a la par.
Convierte las clases en una actividad placentera, con música, con charla y con risas. No regañes a quien está aprendiendo ni le digas “déjamelo a mí”, salvo que fuera absolutamente necesario: cometer algunos errores es la mejor manera de aprender a solucionarlos, especialmente en lo que se refiere a agregar demasiado líquido a una masa o poca sal a las carnes al horno.
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"Las recetas no deberían ser instrucciones estrictas, sino una guía que debemos respetar en lo básico, pero que también nos deje la libertad para crear, expresar y personalizar."
Enseña cómo combinar sabores, experimentando con distintas recetas en cada clase, las cuales no deberían ser instrucciones estrictas, sino una guía que debemos respetar en lo básico, pero que también nos deje la libertad para crear, expresar y personalizar. Enseña, por ejemplo, a usar cantidades aproximadas, a reemplazar ingredientes y a lograr platillos deliciosos a partir de lo que hay en la nevera, pues estos son los consejos que transmiten en verdad los valores de la cocina familiar. Eso es algo que definitivamente querrás tener en cuenta al enseñarle a alguien a cocinar, para continuar el legado y compartir la pasión.