Durante el cuidado de las personas en etapa de la vejez, uno de los retos más difíciles es el tratamiento de las enfermedades neurológicas, especialmente la demencia y el mal de Alzheimer.
El mal de Alzheimer es un tipo de demencia y, además, es la más común, pero existen más de 100 tipos de demencia diferentes, es decir, el mal de Alzheimer es una demencia, pero no toda demencia es mal de Alzheimer. De aquí en adelante, con el término “demencia” nos vamos a referir a aquellas que son diferentes al mal de Alzheimer.
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Dependencia del paciente con demencia o mal de Alzheimer
Cuando una persona comienza a manifestar síntomas de fallos neurológicos, el diagnóstico definitivo puede llevar tiempo, pero la dependencia muchas veces aparece de inmediato. Un anciano que se desorienta, que olvida dónde está y que no puede hacerse cargo de su medicación, requiere atención constante.
Es por eso que muchas familias requieren el servicio de cuidado de ancianos a domicilio para atender las necesidades de los mayores, con el fin de proveerles seguridad y cuidado integral.
Cuando surge la incapacidad en una persona, por lo general, algún miembro de la familia se hace cargo de su cuidado. El problema es que esta persona no está capacitada para afrontar muchas de las situaciones que se le pueden presentar, sobre todo si lo que padece el paciente es una demencia o mal de Alzheimer.
Por eso es importante que las familias reciban la información, la asesoría y la ayuda necesaria para tratar estas enfermedades.
Recomendaciones para las familias de los pacientes
- Tanto el mal de Alzheimer como la demencia necesitan atención y cuidado constante, por eso, es importante obtener la ayuda necesaria para mantener la calidad de vida del paciente y la familia. Un servicio de cuidado a domicilio como el de cuidarbienmayores.com es una opción que se debe considerar.
- A los primeros síntomas se debe acudir al médico lo antes posible. Si bien es cierto que se trata de enfermedades degenerativas e irreversibles, el diagnóstico temprano puede aumentar la calidad de vida y retrasar el avance de algunos síntomas.
Diferencias entre demencia y mal de Alzheimer
Entre la demencia y el mal de Alzheimer hay muchas similitudes, pero también hay muchas diferencias, que vamos a detallar a continuación:
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¿Qué es el Alzheimer?
- El mal de Alzheimer conlleva a la muerte del paciente, debido a que el deterioro neurológico va avanzando hasta alcanzar funciones vitales del organismo; en cambio, la demencia no es causa directa de la muerte del paciente.
- La causa del mal de Alzheimer es desconocida, por el contrario, la demencia puede tener causas diversas, por ejemplo, el alcoholismo, secuelas de una infección, Parkinson, consumo de drogas, etcétera.
- El mal de Alzheimer es una enfermedad de la edad avanzada, y aunque hay algunos tipos que se pueden manifestar en edades tempranas, la mayoría de las veces se presenta en ancianos. La demencia no tiene edad, se puede presentar en cualquier etapa de la vida.
¿Cómo se diagnostica?
Cuando una persona presenta síntomas de deterioro neurológico como pérdida de memoria, pérdida de capacidades mentales, desorientación espacial, desorientación temporal, no reconocer personas de su entorno, cambios de conducta, cambios de humor y muchos otros similares, debe acudir a un especialista, que puede ser un geriatra o un psiquiatra, para que haga el diagnóstico respectivo.
El médico va a requerir algunos exámenes para poder hacer una evaluación y determinar si es mal de Alzheimer u otra demencia, y en caso de ser esto último, valorar qué clase de demencia puede ser.
Estos exámenes son los siguientes:
- Pruebas de sangre.
- Tomografía.
- Resonancia magnética.
- Examen físico.
- Test de desarrollo cognitivo.
- Otros que considere el médico.
No existe una prueba específica, ni un método inequívoco para diagnosticar el mal de Alzheimer, el médico se basa en las pruebas realizadas y en la conducta del paciente para hacer el diagnóstico o descartarla. Algunos tipos de demencia sí pueden ser diagnosticadas mediante pruebas, por ejemplo: las producidas por tumores, la demencia vascular y muchas otras.
Estar informado es determinante para los cuidadores y el entorno del paciente. Es por eso que se recomienda buscar entrenamiento, ir a talleres, participar en grupos de apoyo y todo lo que aporte información acerca de estas enfermedades.
