¿A quién no le gusta el pollo? Todos, pequeños y grandes disfrutan de este manjar y si es frito mejor aún. Las alitas son una pieza muy rica y cómoda de preparar y servir en ocasiones como fiestas, reuniones, como tapas en los bares y son ideales para todo tipo de cumpleaños para niños porque son fáciles de presentar en bandejas de las cuales se puede tomar un pedazo muy fácilmente con las manos. Pero, estas van de maravilla si se colocan cerca de varias fuentes con salsas diversas que el comensal pruebe de acuerdo a su gusto.
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Estas son las mejores recetas de alitas con salsas para cada ocasión:
Salsa Búfalo: el clásico que no debe faltar
La salsa búfalo para alitas es la más famosa y difundida para servir con alitas de pollo fritas. Viene ya lista para consumir y se vende en frascos en los supermercados. Solo basta vaciar su contenido en un lindo recipiente y servir junto a la bandeja de alitas fritas para que cada quien la pruebe en cantidad y gusto.
Esta salsa tiene su origen en Buffalo, estado de Nueva York, cuando en 1964, Teressa Bellissimo, la propietaria del bar llamado Anchor la inventó para darle de comer a unos niños hambrientos que pedían comida en su establecimiento.
Se hace con una base de mantequilla a la que se le añade (de acuerdo a diferentes variaciones de la receta), salsa inglesa, salsa picante, almidón de maíz, vinagre, azúcar morena y se lleva a cocción.
Muchas personas le adicionan kétchup o tomates y otras le ponen diversas especias como orégano, ajo, comino o la de preferencia. Lo importante es que sea untuosa, con cuerpo y con un ligero sabor picante.
Agridulce: el toque asiático
La comida asiática es muy variada y cambia en función de cada país. Pero, los sabores agridulces son típicos de muchas naciones como China, Tailandia, Vietnam, Corea, Japón, India o Pakistán.
Hay diversas salsas tailandesas que usan piña como base, otras chinas usan los tomates o la misma salsa kétchup. En Corea se usa un pimiento rojo muy picante con vinagre de arroz y azúcar morena.
Una muy fácil de hacer es con kétchup, agua, jugo de piña o naranja, azúcar y un toque de vinagre. Todo esto se lleva a cocción con almidón de maíz o arroz y se puede aderezar con especias a gusto de cada quien, un poco de ajo molido y sal.
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Se le suele añadir almidón para que espese. En Asia se usa almidón de arroz o maíz, pero en occidente se puede sustituir con harina de trigo. Las especias pueden ser tan variadas como los gustos de las personas y el añadido de picante dependerá del gusto de los comensales.
Salsa mediterránea
La comida mediterránea es una de las más exquisitas y reconocidas del mundo. Mezcla sabores europeos con los originarios del Magreb y tiene influencias del oriente medio. Una rica salsa para alitas de pollo se puede hacer con tomates, especias y algunos vegetales.
Se pone a pochar cebolla, pimientos y ajos cortados muy finamente, se agregan tomates maduros picados y un toque de orégano, albahaca, sal y pimienta. A esta base se le pueden añadir aceitunas, alcaparras y un toque muy pequeño de anchoas. Debe ser sutil para que no opaque los demás sabores.
Se debe dejar cocinar y se puede servir así para que se sientan las texturas de los vegetales y las especias o se puede procesar en la batidora para que adquiera una textura cremosa.
El sabor de América Latina
El chimichurri es una salsa que se usa en Argentina y Chile y que lleva ajo, pimientos, cebolla, vinagre, sal, aceite, perejil, pimienta y orégano. Todo esto se procesa y se sirve crudo para bañar carnes.
Una variación que se prepara en México, Centroamérica, la costa de Colombia y Venezuela suma aguacate a la receta.
Se le llama guacamole, guasacaca o salsa verde dependiendo del país. Se le puede añadir un toque picante y va genial con las alitas de pollo fritas.
