Ley de Parkinson y Administración del Tiempo
Esta ley nos ayuda a administrar el tiempo mediante la creación de fechas límite estrictas. Entra aquí y conoce cómo aplicarla en tu vida diaria.
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Esta Ley nos propone cumplir con nuestros pendientes creando fechas límite auto-impuestas.
Administrar el Tiempo con la Ley de Parkinson
La Ley de Parkinson nos recuerda sobre la importancia de establecer, respetar y observar fechas límite estrictas, incluso si fueran auto impuestas, para poder aprovechar al máximo todos nuestros recursos y cumplir nuestras metas con más eficiencia.
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Esta ley fue desarrollada por Cyril Northcote Parkinson hacia 1957, presentándola en un libro de ese nombre en el que sumaba muchas de sus vastas experiencias en el Servicio militar Británico con respecto a la optimización de recursos en situación. Así, la Ley se resume en la frase “el trabajo se expande hasta llenar el tiempo disponible para que se termine".
Sus Tesis Fudamentales
Su análisis, realizado bajo el método científico, nació en derivación de ciertas observaciones que el autor notaba conforme cambiaban las circunstancias a su alrededor. Por ejemplo, notó que mientras el Imperio Británico perdía su importancia global, la cantidad de empleados en la Oficina Colonial aumentaba equitativamente, elevándose la tasa de empleados de la burocracia en un índice de hasta un 7% anual, sin considerar que la real necesidad era la de crear nuevos puestos de trabajo, no cumplirse el de las Oficinas. Cuanto más “espacio” hay, menos se concentran las acciones.
"Cuando el reloj se apresura a llegar a su final, aumenta la presión que tenemos por completar la tarea en manos, y activamos un nivel de atención y enfoque que parecíamos no haber tenido hasta ahora."
Si falta mucho para entregar un informe, no trabajarás con plenitud hasta llegar a último momento.
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La Ley de Parkinson se basa en tres fundamentos:
- El trabajo se expande hasta llenar el tiempo del que dispone para su realización,
- Los gastos aumentan hasta cubrir los ingresos,
- El tiempo dedicado a cualquier tema de agenda es inversamente proporcional a su importancia (lo que se conoce como “Ley de Trivialidad”)
Ejemplos en la vida diaria
Esta ley puede explicarse a través de un concepto muy fácil de entender, y de replicar en diversas áreas de nuestra vida: cuando el reloj se apresura a llegar a su final, aumenta la presión que tenemos por completar la tarea en manos, y activamos un nivel de atención y enfoque que parecíamos no haber tenido hasta ahora.
Por ejemplo, tienes 30 minutos para resolver el examen que tu profesor te dio. Pasas los primeros 10 minutos distraído, haciendo una lectura general, respondiendo sólo aquello que casi resulta ‘demasiado’ fácil. Pasas los siguientes 10 minutos pensando en las respuestas, observando el reloj, soñando despierto, y es sólo en esos últimos 10 minutos en los que, de pronto, te das cuenta que el tiempo está a punto de acabar, y es entonces cuando realmente pones tu atención en el examen, incluso hasta logras completarlo.
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¿Cómo aplicarla?
Esta Ley se aplica mediante la presión que sentimos al agotarse el tiempo, y usa esta presión a nuestro favor. Es decir: cuando tienes un pendiente, conocer nuestra predisposición al aumento de la presión (enfoque, atención, esfuerzo) conforme nos acercamos a la meta será lo que nos ayude a trabajar de un modo más optimizado para cumplir el objetivo, usando la menor cantidad de recursos y la mayor cantidad de enfoque posibles.
¿Y cómo lo logramos?. Pues es simple: creamos una fecha límite. Si el pendiente no lo tiene, crearla pondrá las cosas en orden para su cumplimiento. Y si el pendiente tiene una fecha límite extensa, simplemente auto-imponemos una más próxima, para elevar nuestra presión y activar nuestros motores.
¿Por qué acercar la fecha límite?. Cuando un proyecto tiene un largo tiempo para ser realizado, nuestra atención, preocupación y enfoque al respecto probablemente sea tan extenso que no logre ser eficiente. Por ejemplo: si tienes 3 semanas para escribir ese informe, seguro pensarás al respecto algunas horas por día, otras tantas escribirás, y hasta borrarás lo escrito para modificarlo. En cambio, acercar la fecha límite y reemplazar estas largas 3 semanas por sólo 3 días, pondrá en acción todos tus recursos con la presión de llegar a la meta con éxito.
Pero sabes que es mentira…
Al principio puede que te cueste entrar en esta acción, pues sabes que la fecha límite ha sido auto impuesta, o que es en verdad más corta de la real. Es decir: tú “juegas” a que tu meta es en 3 días, pero tu mente sabe que es en 3 semanas.
"La Ley se aplica mediante la presión que sentimos al agotarse el tiempo, usándola a nuestro favor."
Hay dos caminos por tomar aquí: el primero es desestimar cualquier pensamiento racional, y fingir vivir en tu fecha límite auto impuesta hasta que la notes como natural. Y el segundo camino, el más arriesgado y menos recomendado, es hacer esa fecha real. En nuestro ejemplo, se trataría de aplicar la Ley de Parkinson comenzando a trabajar recién en la última de esas tres semanas, para activar nuestra presión y hacer las tareas con esfuerzo (aunque seguramente con desesperación).