Cómo trasplantar plantas de jardín
Llega un momento en la vida de una planta que debe mudarse hacia un lugar más acogedor... Ese el momento de trasplantarla, y para ello, algunos detalles a tener en cuenta.
Trasplantar las plantas, flores y especies vegetales es una tarea muy útil, ya que permite no sólo realizar cambios estéticos a nuestro jardín, sino que además puede ser la solución a problemas de brotación, o puede ser lo que permita que nuestras plantas se desarrollen en todo su esplendor.
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El trasplante puede realizarse de una maceta a la tierra, o de una maceta a otra, ya sea porque la primera se ha roto o deteriorado, o bien porque la planta o especie necesita de mayor espacio debido a su crecimiento. En ambos casos, de maceta a maceta o de maceta a tierra, será necesario respetar un orden de tares, para alcanzar el éxito y por el bien de la planta.
Primero, debemos determinar el paradero. Ya escogido el lugar, prepararemos la superficie. Debemos picar la tierra para ablandarla, y cavar un pozo (en el caso de la tierra) de gran tamaño, enriqueciéndolo con abono y nutrientes. En el caso de una nueva maceta, debemos colocar la grava o las piedras necesarias para procurar un buen drenaje del agua excedente, y colocar una base de tierra fértil preparada, adecuada para la especie en cuestión.
Ya listo el espacio para la nueva residencia de nuestra planta, tomaremos la maceta original. Con guantes colocados, apoyaremos la mano con la palma hacia la tierra, procurando tomar el tronco o el centro principal de la planta entre el dedo pulgar y el índice, y en un movimiento rápido, giraremos la maceta, dejándola boca abajo. Daremos algunos golpes o masajes a la maceta para que la planta se desprenda, retirando los excedentes indeseados o las piedras o grava antiguos, y velozmente colocaremos la planta en su nuevo sitio.
Con las manos o con alguna herramienta adecuada, ablandaremos el pan de tierra que tiene la planta, desbaratándolo sin dañar las raíces, e iremos completando y mezclando con la nueva tierra, procurando que las raíces no queden expuestas al aire. Cuando hayamos completado la capacidad de la maceta o del hueco, presionaremos la tierra para compactarla levemente, y daremos un riego liviano.
Cuando trasplantamos de una maceta a otra, haremos un riego abundante luego del trasplante, y dejaremos algunos días sin regar, resguardando a la planta del calor intenso y de los rayos solares. Pasados unos 5 a 7 días, continuaremos con el ciclo habitual de riego, ya que la planta se habrá adaptado a su nuevo ambiente.
Durante el trasplante podemos también enriquecer la tierra con abonos orgánicos e inorgánicos, o con los compuestos necesarios para las plantas. Por ejemplo, si trasplantamos un jazmín, es adecuado clavar un clavo oxidado o una vieja moneda oxidada en la nueva tierra, para asegurar buena cantidad de hierro en la tierra de la nueva residencia.
Con estos trucos sencillos vas a poder trasplantar exitosamente las plantas de nuestro jardín, con velocidad y con buenas técnicas de cultivo, para poder disfrutarlas por mucho tiempo.