Cómo cuidar y limpiar los utensilios de aluminio
El aluminio es un material muy utilizado en utensilios de cocina. Veamos cómo mantenerlos limpios y cuidados con estos consejos.
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Utensilios de aluminio
Los elementos y utensilios de aluminio son, mayormente, utilizados en las cocinas. Se trata de elementos livianos y convenientes, que se calientan y enfrían más rápidamente que otros metales y aleaciones. Sin embargo, también se trata de elementos delicados, que pueden mancharse y abollarse con simples golpes, o con el propio uso.
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Limpieza y cuidados de los utensilios de aluminio
Los utensilios y elementos nuevos de aluminio tienen un aspecto impecable, brillante y muy vistoso. Para su limpieza, bastará frotarlos con una esponja embebida en agua tibia y jabón, un enjuague adecuado, y un secado con paños limpios de fibras suaves, para eliminar las características manchas de agua evaporada. Pueden ser almacenados, virtualmente, en cualquier sitio del hogar, por su alta resistencia a los climas extremos.
Al usar elementos y utensilios de aluminio, evita golpearlos con otros utensilios o dejarlos caer. Evita rasparlos con esponjas metálicas, elementos corrosivos o astringentes, y también procura no arrastrar elementos con filo o puntas pronunciadas, pues podrían marcar y alterar las superficies.
"Los utensilios de aluminio son livianos y además calientan y enfrían más rápidamente que otros metales y aleaciones."
Cómo recuperar el brillo en el aluminio
- Pero cuando les vamos dando uso van perdiendo ese brillo. El interior de las cacerolas y olas suele oscurecerse, mientras que el exterior pierde ese aspecto vistoso. Por ello, podemos dar una limpieza profunda al aluminio con esta técnica.
- Comienza lavando adecuadamente todos los elementos de aluminio, con agua tibia o cálida y jabón. Luego del enjuague, sécalos con un paño suave, limpio y seco. Para agilizar la tarea, realiza una acción en cadena con todos los elementos de aluminio del hogar, una vez cada tres a cuatro meses, o con la regularidad que así lo desees.
- En un contenedor de vidrio, y utilizando guantes de látex, barbijos, lentes o los elementos de seguridad que necesites (según tu sensibilidad a los productos), mezcla un litro de agua con una cucharada de crémor tártaro, de vinagre (de preferencia: blanco de alcohol) o zumo fresco de limón. Estas cantidades son relativas, pues deben ser suficientes para llenar la capacidad de la olla o para sumergir los elementos y utensilios. Puedes prepararla también en baldes o palanganas, dependiendo de la cantidad necesaria.
- Llena entonces la cacerola a limpiar. Aprovecha para colocar dentro los utensilios de aluminio, si fuera necesario. Luego, lleva la cacerola al fuego, entre lento y medio, hasta que rompa hervor. Deja hirviendo por unos 10 minutos, observando sólo el interior de la olla que se torna cada vez más brillante y limpio. Luego, retira del calor y deja enfriar naturalmente.
- Cuando el agua esté fría, elimínala y frota el interior de la olla (o los elementos) con una esponja de aluminio o acero inoxidable, enérgicamente aunque son suavidad, sin hacer demasiada presión. Cuando frotes, haz movimientos lineales, verticales u horizontales, pero no circulares, ya que podrías marcar la superficie de la olla.
- Puedes complementar la limpieza de utensilios de aluminio espolvoreando con bicarbonato de sodio antes de frotar. Finaliza la tarea lavando con agua tibia y jabón, secando luego, para que de este modo, tus elementos y utensilios queden como nuevos.