Cómo Cambiar el Enfoque

Todo depende del cristal con que se mira

Nuestro cerebro es el resultado de una adaptación natural, producto de milenios de evolución. Tan simple como eso: somos la versión moderna de aquellos primeros cavernícolas, y heredamos de ellos el funcionamiento primitivo de nuestra mente. Compréndelo de esta manera: en los tiempos de las cavernas, el cerebro estaba en un constante estado de alerta, pues la vida era una amenaza persistente: no siempre habría alimentos, no siempre podríamos tener reparo a los elementos, había animales salvajes a nuestro alrededor, no podíamos anticiparnos al clima… así, el cerebro humano se modeló para anticiparse a todo lo que podía “salir mal”, en aquél entonces desde un aspecto real, con amenazas reales, con consecuencias verdaderamente mortales.

Sin embargo, en estos tiempos la vida es bastante distinta, aunque nuestro cerebro se acostumbró a funcionar de esa manera: imaginando las potenciales amenazas para poder hacerles frente. La distinción está en quienes prestan atención a esta sensación de alerta (y se convierten en personas ansiosas, pesimistas, y atraen a sus vidas toda mala consecuencia posible), y quienes simplemente siguen avanzando, pese al temor, que siempre está allí incluso sin que lo notemos.

"Si sólo te fijas en lo negativo, sólo verás lo negativo. Si sólo te enfocas en lo que está mal, no notas lo que está bien."

Así, si sólo te fijas en lo negativo, sólo verás lo negativo. Si sólo te enfocas en lo que está mal, no notas lo que está bien. ¿Estás enfadado porque te sientes estancado en el trabajo? Tienes derecho a hacerlo… pero procura analizar la “gran imagen”: tu enfado sucede en tu casa, bajo un techo que te protege, y quizás con una taza de café que te acompaña, dándote alimento y confort. Quizás tu enfado sucede en un cuerpo sano, en una cultura libre, y hasta con el sol brillando al otro lado de la ventana. Cuando notes estos “detalles” verás que no todo es tan terrible como lo piensas, y podrás liberar la mente, quitar las nubes sobre tu cabeza, pensando con más claridad cuál es la solución a eso que te molesta.

¿Cómo cambiar el enfoque?

Es un ejercicio que parece fácil, pero que requiere de algo de esfuerzo (o al menos, de tu voluntad). En esos momentos donde todo parece estar mal, toma papel y lápiz (mejor si es a mano, pero también puedes usar el ordenador, el móvil u otro dispositivo) y escribe 15 cosas buenas que hay en tu vida en este momento. Tanto propias como ajenas, como la luz del sol, el clima agradable, tener techo, abrigo y comida, el vecino que recogió tus hojas como favor, el tránsito leve que tuviste de camino al trabajo, el extraño del tren que te obsequió el periódico, que el café de hoy sabe mejor que nunca.

Quizás al principio te será difícil: comienza apuntando 5 cosas o más. Cuando te resulte natural, apunta 10 cosas o más, y así hasta llegar a las 15. Tan sólo poner tu atención en buscar lo positivo será suficiente para cambiar tu enfoque, liberará tu mente de malos pensamientos, y renovará tus emociones. Lo mejor es que puedes hacerlo en cualquier momento y lugar, en voz alta o en tu mente, escribiéndolo o pensándolo.

Ejercicio de emergencia

Quizás haya situaciones en las que no tengas el tiempo o el espacio para enlistar lo positivo, por ejemplo, cuando en medio de una reunión de trabajo tu jefe hace un comentario que en verdad te enfurece, cuando sientes que estás a punto de perder el control, o cuando sólo quieres estallar en llanto. En esos casos, este ejercicio te ayudará a cambiar la visión de las cosas.

Sólo debes prestar tu plena, completa y total atención a algo. Debe ser algo puntual, muy específico. ¿Estás en la sala de reuniones? Deja que los demás hablen mientras dedicas 5 segundos a observar los detalles de la hoja de papel que tienes frente a ti: su color, textura, aroma, cómo se ve la tinta, cómo proyecta pequeñas sombras cuando la elevas apenas, si tiene renglones. U observa el color de las corbatas de los demás presentes. O nota cuánta agua hay en sus vasos. ¿Estás en la calle y te sientes al borde de un estallido? Busca una flor a tu alrededor. O busca algo de color azul, algo redondo... enfócate en encontrar un detalle y dedícale tu plena atención por algunos segundos.