¿Tu hijo no te hace caso? Analizando la rebeldía de los 3 años
A los 3 años los niños comienzan su independencia, y también la rebeldía, desafiando las órdenes de sus padres.
Los niños en esta edad son más independientes, logran ejecutar tareas y están en constante aprendizaje, pero también son más rebeldes
¿Tu hijo no te hace caso?
A partir de los 3 años de edad, aproximadamente, los niños ya poseen un lenguaje mucho más configurado, movimientos bien definidos y nociones que podrían hacer a una mayor diversión con su mamá, al acompañamiento en las actividades cotidianas, a un mayor disfrute. Pero la realidad es que sucede todo lo contrario: pareciera haber un distanciamiento, una rebeldía que hace que sientas esa frasecilla en tu mente: “mi hijo no me hace caso”.
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Los roles de cada quien
Aunque es habitual en ambos géneros, con las hijas sucede de una manera más remarcada, particularmente en familias convencionales con papá presente. Es que debes incluir ciertos desarrollos personales que hacen que ellas tengan cierta adoración por papá, y total enfrentamiento con mamá (seguramente habrás oído hablar del Complejo de Edipo). Con los niños aparece otras configuraciones: la rebeldía, la toma de conciencia de ser dueños de su propio cuerpo, y de poder hacer lo que se les antoja si sólo desafían y “ganan por cansancio”.
Pero ambas situaciones deben ser controladas a tiempo, siempre con diálogo abierto, con amor y comprensión, y con respeto mutuo. Nada de gritos ni de llantos, de regaños ni de amenazas huecas: se trata de que te hagas valer y recuerdes tu posición como mamá, esa señora que pone las reglas pensando en el bien de los más pequeños.
Usando la independencia a tu favor
Los niños en esta edad son más independientes, logran ejecutar tareas y están en constante aprendizaje. Les fascinan los juegos, y también la rebeldía, pues comienzan a aprender que pueden salirse con la suya si no cumplen con las órdenes. Pero debes plantarte en tu sitio y recordar siempre tu rol: eres quien manda en casa, no los niños.
"Si los niños no te hacen caso debes plantarte en tu sitio y recordar siempre tu rol: eres quien manda en casa, no los pequeños."
Si quieren ser jefes de sus propias actividades, entonces úsalo a tu favor. Por ejemplo, pídeles que ordenen su cuarto o que guarden sus juguetes. Seguramente la primera reacción será hacerse los desentendidos, o bien decir “bueno” pero no hacerlo. Déjalos, y visita la habitación 30 minutos después. Si está todo guardado agradécele, festeja su buena acción (aunque sólo uno de tus hijos lo haya hecho) y prémialo con un dulce, un postre, o hasta un pequeño juguete nuevo. Si la economía está difícil, crea un tablero de premios en el que anotes los nombres de tus hijos: cada vez que cumplan con las peticiones en un tiempo razonable y sin regaños necesarios, adjudícale una estrella: con cinco estrellas podrá elegir el postre en la comida del domingo, será premiado con una gran golosina, o lo que consideres apropiado.
Si llamas a comer o a lavarse las manos y no acuden, sigue adelante con tu rutina. Sirve la comida en la mesa y di claramente: quien no esté sentado a la mesa y con sus manos lavadas en los próximos 3 minutos, se quedará sin comer. Nunca es recomendable enviar al niño a la cama sin comer, pero con una o dos veces que lo hagas no lo estarás poniendo en peligro de desnutrición. Y con esas dos veces será suficiente para que el pequeño comprenda, sin regaños, que si no se lava las manos a tiempo puede que coma frío, o que se quede sin su comida. Si lo hace a regañadientes o con pataletas, simplemente dile que comerá, pero se quedará sin postre (el premio favorito de los niños a la hora de comer). Sé fuerte, y cumple con tu palabra, pues sólo una vez que lo digas y no lo cumplas será suficiente para darles luz verde a tus hijos a desafiar tus pedidos.