Son adecuadas las bebidas energizantes o deportivas para los niños
Puede que sean prácticas y sabrosas, pero ciertamente, las bebidas energizantes y deportivas no son adecuadas para que las consuman los niños. Conoce el porqué en esta nota.
Las bebidas deportivas y energizantes no poseen ventajas significativas para los niños, sino perjuicios
¿Qué son las bebidas energizantes y deportivas?
Las bebidas deportivas son productos comerciales que prometen reponer los electrolitos, sales minerales, vitaminas y otros nutrientes indispensables que se pierden durante la ejercitación. Sin embargo, muchos padres inocentemente les dan de beber a sus niños estos refrescos que, si no son absorbidos por un organismo ejercitado, con alto ritmo cardíaco y luego de la ejercitación, no posee ventajas significativas, sino perjuicios.
También te puede interesar...
Cómo cambiar un no por un si en los niños
En algunos casos de deshidratación, luego de diarreas o de vómitos, las bebidas deportivas pueden ayudar a un organismo ya bien formado, vale decir: adulto. Aunque a veces se los indica para los niños, se lo hará sólo en estos casos de deshidratación por un mal funcionamiento orgánico (diarrea y vómitos), para reponer los nutrientes indispensables de manera rápida y siempre en pequeñas dosis.
Diferencias con las bebidas energizantes
Por otro lado, las bebidas energizantes suelen ser confundidas con las deportivas, aunque con una enorme diferencia. Son productos con altísimos contenidos de cafeína, taurina y guaraná, ingredientes sumamente estimulantes para los sistemas nervioso y cardiovascular. Estas suelen ser consumidas antes de la ejercitación física, llevando la mente al pico de su atención y al cuerpo a su estado más energético. Muy diferente a sus verdaderas intenciones, hay padres que dan de beber estos refrescos a sus niños como medio de “despertarlos”, con enormes perjuicios para su salud.
Efectos de las bebidas deportivas en los niños
El consumo de cafeína y estimulantes durante la etapa de desarrollo infantil ha demostrado una fuerte relación con el detrimento en el desarrollo de los sistemas neurológico y cardiovascular. También resultan en una pseudo adicción en su consumo: el niño se ve estimulado al consumirla, y al desvanecerse sus efectos requiere dosis cada vez mayores o más seguidas para mantenerse activo. Esto va acumulando secuelas en el cuerpo de los pequeños, con pésimos resultados.
"Las bebidas deportivas sólo se las suele indicar a los niños en casos de deshidratación por un mal funcionamiento orgánico."
Por otro lado, las bebidas energizantes y deportivas poseen gran aporte de carbohidratos, macronutrientes claramente relacionados con el desarrollo de afecciones cardiovasculares, obesidad infantil y hasta caries dentales y otros problemas buco-orales. Si se las consume sin un ejercicio físico intenso antes o después, sólo acumulan calorías huecas en el cuerpo de los niños.
Finalmente, ambos productos prometen vencer la sed y despertar la mente. Pero se ha demostrado –y no hay que ser un gran científico para saberlo- que en edades tempranas y hasta la adolescencia, no hay como el agua para calmar la sed, y no hay como las frutas frescas y los azúcares no refinados para activar la mente y energizar el cuerpo. Para colmo de males, a menudo los adolescentes y los jóvenes suelen combinar estas bebidas energizantes con alcohol (un estimulante y un depresor juntos), con consecuencias que hasta pueden ser fatales en órganos no acostumbrados.
