Cómo Ser una Persona Ecuánime
Evita que la ira, la frustración y también la pena tome el control de tus acciones, con estos consejos para ser más ecuánime.
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Ser ecuánime te pondrá detrás del volante de tu vida, actuando y expresándote desde la realidad de las cosas y no desde tus emociones.
¿Qué Significa Ser una Persona Ecuánime?
Aprender a ser una persona ecuánime te ayudará a mantener la templanza, a pensar con más claridad, y a evitar que las emociones estrepitosas o las negativas se apoderen de tu accionar, tan simple como eso.
Verás, no se trata de evitar las emociones ni tampoco de ocultarlas, sino de tenerlas, aceptarlas como tales, y simplemente evitar que manejen tus acciones, pues ser emocionalmente ecuánime te permitirá tener control sobre ti, y no a tus emociones.
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De acuerdo a la Real Academia Española de las Letras, la definición de “ecuanimidad” es la “igualdad y constancia de ánimo”, y la “imparcialidad de juicio”. Se trata de una conducta estable en la que no se aprecian sobresaltos, ni positivos (como risotadas y algarabía) ni negativos (como penurias, llantos… o ataques de ira). Ser ecuánime no inplica la ausencia de estas emociones, sino un estado de control en el que comprendemos la existencia de nuestros sentimientos y no dejamos que controlen nuestras acciones.
La espiral emocional
Es muy fácil entrar en una espiral emocional. Y eso es algo bueno, pues es lo que puede elevar nuestro humor y modificar nuestro enfoque de la vida. Pero lamentablemente, es más fácil aún entrar en una espiral negativa de estas emociones, lo que modifica toda nuestra percepción de la vida. Veámoslo en un ejemplo:
"Ser ecuánime resulta de gran valor para cuando la espiral negativa esté al acecho. Se trata de evitar que las emociones tomen el control y modifiquen tu pensamiento."
La espiral negativa es extremadamente rápida en actuar, pero siendo una persona ecuánime podrás frenarla a tiempo.
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Despiertas y tu perro está acostado sobre tu cama. Te enfadas: la cama estará llena de pelos, con mal olor, qué fastidio tener que lavar otra vez estas sábanas. Regañas a tu perro, sales de la cama con mal humor, vas a cepillar tus dientes y ves que el tubo de crema dental ha quedado destapado toda la noche, dejando una corteza dura en el extremo. Te fastidias aún más: ahora tendrás que cepillar tus dientes con desagrado. Vas a la cocina a preparar tu café, pero notas que ya no tienes leche, y te enfadas aún más de pensar que tendrás que ir a comprar y perder el tiempo. Te demoras tanto buscando más leche que sales tarde al trabajo; llegas dos minutos más tarde, tu jefe te mira con un gesto muy poco amistoso, y esto afecta tu humor para el resto del día. No ves la hora de regresar a casa para lavar esas sábanas, seguro perderás más tiempo. Y has entrado en una espiral negativa que parece incontrolable.
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Pero en la espiral positiva, el primer pensamiento puede ser “qué lindo, mi perro disfruta de mi compañía, me aprecia como un ser valioso”, sales de la cama feliz, cumples tu rutina de aseo y, de pronto, el dentífrico que ha quedado destapado y está duro ya no es un problema mayor, sólo tomas una porción algo más grande y descartas lo seco. Preparas tu café y recuerdas que eres tan valioso para otro ser vivo, que ni siquiera te importa que se ha terminado la leche, sino que tomas una nota mental de comprar más de regreso a casa. Vas al trabajo y la mirada despreciativa de tu jefe por llegar dos minutos tarde no te afecta tanto: eres sumamente valioso y apreciado por alguien que te espera en casa. ¿Ves por qué esta espiral puede ser algo bueno?
¿Por qué ser más ecuánime?
Ser ecuánime resulta de gran valor para cuando la espiral negativa esté al acecho. Se trata de evitar que las emociones tomen el control y modifiquen tu pensamiento, como vimos en el ejemplo anterior. Y, aunque es fácil identificar el beneficio de frenar las ideas negativas, comprende que también a veces debemos frenar las positivos, para que tampoco modifiquen tu punto de vista.
Veámoslo con otro ejemplo: hay un niño que siempre ha sido problemático, se porta mal en la escuela, y la maestra debe regañarlo a diario; cuando ese niño hace algo positivo, la maestra tendrá dificultad en aceptarlo, pues sus pensamientos estarán dominados por sus emociones negativas respecto del joven. Por otro lado, una madre es incapaz de ver la mala acción de su hijo porque lo observa desde los ojos del cariño y del positivismo, y pese a que todos le han dicho que el niño es malo con sus compañeros de la escuela, los sentimientos controlan los pensamientos de esa madre.
"La ecuanimidad te permite apartar las emociones de los pensamientos para analizar cada situación con más objetividad, y poder actuar con asertividad hacia tus objetivos."
La ecuanimidad te permite apartar las emociones de los pensamientos para analizar cada situación con más objetividad, y poder actuar con mucha más asertividad hacia tus objetivos. Por eso, siempre que debas tomar una decisión, realizar una acción y virtualmente antes de hablar o hacer: respira, aparta tus emociones (analiza si tus palabras o tus acciones nacen de de ellas o de tus pensamientos), y sólo después actúa. Así, de inmediato notarás los beneficios de ser más ecuánime y de actuar en base a tu pensamiento sobre la realidad de las cosas, y sobre tus emociones.