Cómo saber si un niño tiene problemas de audición

Este sentido es indispensable para que el bebé pueda aprender a hablar, ya que es sabido que el niño aprende repitiendo lo que escucha, lo que se le dice. Por lo que podemos darnos cuenta de una perdida de audición total o parcial en el niño, si alrededor de los 2 años y medio o tres, casi no habla, o lo hace distorsionando demasiado las palabras. Puede pasar que debamos elevar nuestra voz para que nos preste atención, o que pida que le subamos demasiado el volumen de la música.

Cómo comprobar si un niño escucha correctamente

Cuando es muy pequeño, una forma muy sencilla de comprobar si nuestro niño escucha bien es sorprendiéndolo con ruidos fuertes y observar las reacciones del niño ante este ruido; las mismas pueden ser sobresaltarse, parpadear, girar la cabeza hacia el lado de donde proviene el ruido e incluso asustarse y llorar.

"Las pérdidas auditivas pueden ser transitorias debido a alguna infección, o permanentes, debido a alguna enfermedad, accidente, etc."

A medida que va creciendo, nos podemos dar cuenta de un déficit auditivo cuando pronuncia mal algunos fonemas, tiene problemas de aprendizaje, se distrae con facilidad, o habla muy fuerte o despacito.

Cuanto antes detectemos un problema de audición, más fácil será de corregir o de ayudar a nuestro niño a llevar una vida plena. Es importante entonces acudir a un profesional ante la mínima duda de un problema de audición en nuestro niño.

En la actualidad, existen muchas pruebas indoloras y seguras que puedan detectar un problema de audición desde la primera etapa de vida del bebé.

Además, existen muchos profesionales e instituciones que nos pueden orientar en como ayudar al niño a comunicarse, a llevar una vida social mas amplia, etc.

Estas son las acciones que nos pueden señalar un déficit en la audición de un niño:

• Es demasiado tranquilo
• Suele estar como ausente aunque alrededor suyo hay movimiento
• No gira la cabeza al escuchar ruidos familiares (la voz de sus padres, el ruido del auto, el timbre de la casa, el ladrido del perro,  etc.).
• No se altera ante un ruido fuerte (portazo, caída de ollas, sillas, etc.).
• No imita sonidos
• No responde a su nombre.
• Pasados los dos años, no habla ni dice palabras claves como “mamá” “agua” “auto”, etc.
• Pasado los tres años, no elabora ninguna frase.

Si el niño ha comenzado a escolarizarse, podemos notar problemas auditivos ante estas conductas.

• Lenguaje inmaduro y con problemas en la pronunciación de algunos fonemas
• Dificultad para comprender las consignas de la docente.
• Dificultad para concentrarse.
• Bajo rendimiento