Pequeños secretos culinarios para el ahorro

Pero evitar el malgasto y aprovechar al máximo nuestros ingredientes es, de igual modo, una excelente forma de ahorrar. En esta nota, veamos una guía de consejos culinarios para exprimir cada centavo al máximo:

Corregir demasiada sal: Las comidas que han quedado saladas tienen una buena solución: agrega a la preparación una patata cruda, pelada y cortada en cubos. Estas patatas absorberán la sal, y luego puedes retirarlas si no quieres consumirlas. Además, no aportarán sabor a la preparación, y te evitarán desperdiciar esa receta que se había arruinado.

"Las comidas que han quedado saladas tienen una buena solución: agrega a la preparación una patata cruda, pelada y cortada en cubos."

Evitar huevos y patatas rotas al cocinar: Para que los huevos no se casquen al herirlos, al igual que las patatas (que se revientan y deshacen) agrega al agua de cocción unas gotas de vinagre de vino, o del vinagre que tengas en casa. Coloca la sal unos minutos antes de finalizar la cocción, para que los alimentos en hervor no pierdan sus propios jugos y líquidos.

Tiernizar los granos: Agrega una cucharada de aceite al agua de cocción de porotos, arroz, garbanzos, alubias y frijoles para que resulten más tiernos y suaves.

Sellar alimentos: El sellado de los alimentos es la mejor manera de lograr una cocción sin desperdicios de sus sabores. Sella las carnes antes de cocinarlas para que resulten más jugosas y sabrosas. Los granos (como el arroz) pueden ser sellados en mantequilla por unos segundos antes de agregarles el agua. De este modo, absorberán la cantidad de agua justa, y no escurrirán sus sabores y propiedades.

Aprovechar las sobras: Los restos de alimentos pueden ser los ingredientes de un sabroso platillo, agregando huevos, queso blanco y otros elementos. Pica los restos de carne para hacer tucos y salsas más sabrosas, los restos de vegetales pueden condimentar un caldo o una sopa, y los restos de pastas crear una sabrosa y original tortilla.

Recuperar alimentos: En días de lluvias, algunos alimentos y panificados suelen humedecerse. No hay problema: coloca galletas, pan, frutos secos, hijuelas de maíz u otros en una bandeja y hornéalos por 5 minutos a temperatura media, déjalos enfriar en un sitio ventilado, y quedarán como nuevos, crujientes y sabrosos.

Si, por el contrario, se han endurecido y secado demasiado, colócalas dentro de un recipiente de cierre hermético con una rodaja de pan tierno y fresco, o bien con un trozo de manzana. En un rato, quedarán en su punto justo.

Las hojas verdes de vegetales que se marchiten en la nevera pueden ser revitalizadas para preparar ensaladas. Simplemente sumérgelas unos segundos en agua caliente e inmediatamente después en agua helada con un poco de sal o de azúcar. Vuélvelas a la nevera por una hora, sacudidas y sin agua, y quedarán como nuevas.