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Cómo hacer Vino Casero

Cómo hacer Vino Casero

¿Te animas a preparar tu propio vino casero? En esta guía te explicamos todos los pasos para lograrlo.

93% me gusta (2012 votos) 26/08/09 por José

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La variedad de uva que utilicemos determinará el tipo de vino casero que obtendremos y su sabor

Guía para hacer Vino Casero

El vino es una bebida de gran sabor y fantásticas propiedades saludables que se ha extendido por todas partes en el mundo, lo cual hace que cuente con una gran cantidad de seguidores y profesionales a los que les gusta aprender cada día más sobre este fantástico licor.

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En esta nota vamos a pretender dar los pasos esenciales para que podamos fabricar nuestro propio vino casero. Sin duda, se trata de un proceso entretenido y muy satisfactorio, ya que no hay nada como producir lo que uno va a consumir.

Eligiendo la uva de nuestro vino artesanal

El primer paso para la elaboración de nuestro vino casero es hacernos con una buena cantidad de uva, cuya variedad dependerá del tipo de vino que queramos fabricar.

Existen muchos tipos de uva y muchas formas de prepararla, aunque en nuestro caso vamos a hablar directamente de una uva tinta de sabor dulce.

Sin quitar la piel, procederemos a aplastarla. Esta tarea la podemos realizar pisándola, como se hacía antiguamente, o mediante la utilización de una presa que las aplaste y saque todo su jugo. En nuestro caso, es más conveniente hacernos con una presa, ya que para empezar no es recomendable fabricar demasiada cantidad de vino, al menos hasta que tengamos la práctica adecuada para conseguir un perfecto sabor y aroma. Conforme vayamos consiguiendo el vino deseado, podremos ir aumentando las cantidades progresivamente.

"Para empezar, no es recomendable fabricar demasiada cantidad de vino, al menos hasta que tengamos la práctica adecuada."

Fermentación del vino

Una vez que hayamos obtenido el mosto (el jugo de la uva extraído), tendremos que proceder a la fermentación sin retirar los restos de la trituración.

Para ello, podemos introducir este vino en un recipiente metálico, o en una orza (vasija de barro) que dejaremos abierta. Esperaremos unos días hasta que se produzca la fermentación. Un cálculo aproximado es de unos dos días por cada cien litros de zumo de uva.

Es muy importante controlar la temperatura del jugo de uva durante la fermentación. En el caso de que estemos fabricando vino blanco, la temperatura nunca deberá superar los 20 grados centígrados. Si se trata de vino tinto (como en el caso que estamos estudiando), la temperatura nunca deberá superar los 30 grados centígrados.
Si no cuidamos la temperatura, el mosto se echará a perder y no podremos continuar con la fabricación de nuestro vino.

El filtrado

Una vez que haya pasado el tiempo de fermentación del mosto, procederemos a filtrar. En primer lugar, es conveniente utilizar un filtro ancho, de forma que no filtre todas las impurezas, sino sólo los hollejos y pulpa más grandes.

A continuación, podemos pasar el líquido filtrado por un nuevo filtro, esta vez más fino, consiguiendo así que apenas pasen impurezas.

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Cómo servir un vino

En tercer y último lugar, podemos hacernos con un filtro de tela, que nos permitirá obtener una gran pureza de filtrado. Si lo consideramos oportuno, realizaremos este último proceso un par de veces, de forma que estemos completamente seguros de que hemos eliminado todas las impurezas de nuestro vino casero.

Cómo macerar el vino

En este paso tendremos que dejar que el vino se vaya macerando. Para ello, introduciremos de nuevo el líquido en la orza, cerrándola en esta ocasión, y lo dejaremos en un lugar fresco y sin variaciones de temperatura durante un plazo de unos treinta días, como mínimo.

Lo ideal es utilizar una barrica de roble en lugar de la orza, ya que le proporcionará una serie de tonalidades y un sabor mucho más apto. En especial, si utilizamos una barrica de roble, es recomendable mantener una maceración superior a 30 días.

El trasiego

Una vez transcurrido el período de maceración del vino, procederemos de nuevo a filtrar el líquido como hicimos anteriormente, de forma que quede lo más limpio posible, eliminando los nuevos sólidos que hayan aparecido.

Envasado

Ahora, una vez realizado el trasiego, procederemos a envasar el vino, de ser posible, en botellas de vidrio tapadas con un corcho natural.

Después de envasar el vino casero, debemos esperar al menos treinta días más antes de consumirlo, de forma que el líquido se adapte y conjugue suficientemente.

El disfrute de nuestro vino artesanal

El último paso es el más agradable: vamos a descorchar la botella y probar el vino. En este caso, es recomendable esperar unos minutos desde el descorche hasta la cata, de forma que el vino se oxigene lo mejor posible, adoptando un sabor pleno y final.

"Es muy importante controlar la temperatura del mosto durante la fermentación, ya que si se echa a perder no podremos continuar con la fabricación del vino."

Como ya hemos comentado al principio, es normal que los primeros vinos artesanales que preparemos no salgan como esperamos. Si tenemos dudas, podemos realizar el proceso en distintos formatos. Es decir, una cantidad de vino lo maceramos durante treinta días y otra, por ejemplo, durante noventa, y al probarlos, nos fijamos en la diferencia de matices.
Poco a poco iremos consiguiendo el vino casero deseado.

A qué temperatura se debe servir el vino

Temperatura óptima del vino

La temperatura del vino es muy importante, es conveniente saber que el vino blanco necesita estar lo suficientemente frío como para que resulte refrescante y el tinto debe servirse a una temperatura un tanto más alta.

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