Cómo lavar los muebles
Los muebles no se lavan literalmente, pero si se aplican diversas soluciones húmedas o secas dependiendo de la suciedad. Conozcamos algunos trucos de limpieza para muebles de todo tipo.
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Trucos para limpiar los muebles
De tela, de madera, con fibras naturales o hasta de puro cemento, los muebles deben ser higienizados con cierta regularidad para mantenerse siempre en impecables condiciones.
Aprende algunas alternativas simples y económicas que podrás aplicar en casa, y dejar cada centímetro radiante sin gastar dinero en un costoso servicio de tapicería especializada o de reparación.
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Limpieza cotidiana de muebles
Es fundamental hacer una limpieza profunda de los muebles cada año (en ocasiones, cada dos años), y luego mantener este bello resultado con técnicas de higiene regulares.
No menos de una vez por semana, aspira los muebles para retirar suciedades, polvos, ácaros y miguillas de alimentos que hayan quedado entre las ranuras, sellos y juntas, entre las fibras o en los tapizados, dependiendo de qué mueble sea. Utiliza los accesorios de la aspiradora para insertar la manguera en cada recoveco y costura.
Ni bien se forme una mancha, asegúrate de limpiarla para prevenir daños mayores. Coloca rápidamente una servilleta o papel absorbente de cocina por encima, repitiendo cuantas veces fuera necesario hasta que el líquido haya desaparecido de la superficie.
"Es fundamental hacer una limpieza profunda de los muebles cada año, y luego mantener el resultado con técnicas de higiene regulares."
Luego, deja secar y frota con un cepillo pequeño para retirar los sólidos, o aplica las técnicas de frío (para caramelos, grasas, gomas de mascar y otros) o calor (ceras, aceites y más), según sea el origen de la mancha.
Cómo limpiar muebles de madera
Tras aspirar y quitar restos de los recovecos, retira toda la suciedad suelta repasando cada centímetro del mueble con un paño apenas húmedo en una solución de agua jabonosa, y seca de inmediato con un paño suave de algodón seco, para prevenir manchas de humedad.
Si hubiera suciedad adherida en el mueble de madera, retírala y limpia la zona con cuidado. Luego, puedes dar un color parejo a la superficie aplicando una solución elaborada con partes iguales de aceite de linaza hervido y trementina, aplicándola con un paño suave y frotando delicadamente por toda la superficie.
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Trucos de limpieza para muebles de tela
La tapicería tiene sus secretos de limpieza. Mayormente, asegúrate de absorber y limpiar las manchas ni bien ocurran, aplicando todos los trucos para tapizados que hemos aprendido. Recuerda aspirar regularmente, quitando los cojines de adorno y los de las estructuras al hacerlo.
Si hubiera manchas agresivas y difíciles de quitar, puedes retirar la funda de los cojines y llevarlas al lavarropas, mientras frotas las telas fijas del mueble con una solución de agua tibia, jabón blanco y un poco de bicarbonato de sodio.
Limpiar muebles de metal
El mobiliario de metal es algo más simple de mantener, siempre que sean de buena calidad y estuviesen pintados, en su primera capa, con un buen producto convertidor de óxidos.
Repasa el mueble de metal con un paño suave y apenas húmedo, para quitar el polvillo, y luego aplica brillametales o frota con un poco de crema dental, para luego limpiar con paños suaves y secos, dejándolos así radiantes y completamente limpios. Por último, haz su mantenimiento frotando con una gamuza o paño de algodón, y brillarán hasta la próxima limpieza.
"Si tus muebles tienen tejidos y fibras naturales, como sogas, mimbre, ratán, bambú u otros, deberás hidratarlos cada dos a tres meses para evitar el resecamiento."
Mantenimiento de muebles de fibras naturales
Recuerda que si tus muebles tienen tejidos y fibras naturales, como sogas, mimbre, ratán, bambú u otros, deberás hidratarlos cada dos a tres meses para evitar el resecamiento. Pulverízalos con agua simple, o bien aplica mezclas aceitosas para que duren por años.
Una solución simple es pasar crema para manos sobre la superficie, repasando luego con un paño suave para quitar el excedente, aunque asegúrate de hacerlo en un día sin viento y de aspirar el tejido una a dos veces por semana, para evitar la acumulación de suciedad sobre el producto.
