El sillón es mucho más que un simple asiento que colocamos en un ambiente. Es una pieza complementaria a la decoración, que también debe ser completamente funcional su uso particular, y que sebe acompañarnos por años incluso con cambios decorativos y familiares. Por eso la elección de este asiento no es una que debamos tomar a la ligera, sino con buena cuota de consideración y análisis previo. Recordemos algunos puntos a tener en cuenta para elegir el más adecuado para cada ambiente y uso.
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Cómo elegir un sillón o sofá para cada ambiente
¿Sillón o sofá?
El sofá, más espacioso (y apto para tumbarse de cuerpo entero a dormitar o ver la TV) puede ser más deseado, pero no siempre tenemos espacio suficiente para lucirlo y aprovecharlo. Es una pieza más costosa y menos versátil en lo que respecta a su ubicación y uso, mientras que es más práctico a la hora de brindar asiento a tres, cuatro o más personas a la vez.
Por otro lado el sillón, de cuerpo individual, se acopla mejor a cada ambiente, es más fácil reacomodarlo en su posición, y dependiendo de su forma puede albergar a una o dos personas (si fuera de asiento espacioso), o bien hasta a tres, uno en el asiento y dos más a cada lado de los apoyabrazos. También es una pieza más económica, lo que permite tener dos o más individuales en un ambiente por el mismo precio que un sofá de grandes dimensiones.
Cómo elegirlos
Piensa, primero, qué quieres de tus sillones, sofá o conjunto. No es lo mismo un juego pensado para sentarse con amigos o en familia en torno a una mesa de café donde compartir bebidas o juegos de mesa, que uno que quieres para ver la TV. No sólo en la cantidad y tipo de los muebles, sino también en su disposición: en un salón pequeño, un sofá y dos sillones pensados para ver la TV (es decir, apuntando hacia la pantalla) puede resultar un conjunto incómodo, en especial si en casa son sólo dos personas y hay piezas que quedarán en desuso.
Por otro lado, un hogar que suele recibir a muchas amistades y se comparte en la sala común invita a tener más piezas en forma casi circular, en torno a la mesa o mirándose entre sí, y hasta apuntando de frente y de lado al hogar a leños. Así, pensando de antemano en el uso que queremos para el conjunto podremos elegirlo con más eficiencia y practicidad, en lugar de dejarnos llevar por la convencionalidad del tresillo y de las ubicaciones estandarizadas, así como de las modas.
Los tipos
Considera que hay muchísimas opciones en el mercado. Sofás mullidos que invitan a tumbarse, sofás bajos y planos para sentarse con los pies en el piso, sillones de respaldar grande para respaldarse a leer libros con una lámpara de pie a su lado o de respaldo mullido para apenas reclinarse con un cojín y conversar con amigos, o hasta con apoyabrazos planos para usarse como asientos extra. Y la lista no se cierra allí: a veces un sofá de estilo de diván o una chaise longe puede ser más práctica en su uso que un sillón o un sofá. Nuevamente: pensar qué queremos de estos muebles nos deja tomar la mejor decisión.
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Una vez pensado el uso, considera el espacio. Un truco es tomar las medias estandarizadas de estos elementos y formar piezas de papel unido con cinta, colocándolo en el piso del ambiente para determinar si la compra será efectiva y los muebles quedarán cómodos en ese espacio. Si notas que no es así, minimiza: menos cantidad, menor dimensión o lo que te de más satisfacción con la mayor eficiencia posible. Así tendrás asientos prácticos, cómodos y optimizarás mejor tus espacios, para un disfrute total de tu hogar.
