Cómo Memorizar Textos

Antes de comenzar a ver algunas técnicas útiles, recuerda que el primer paso – el fundamental – es leer el texto por completo una o más veces. Sin ánimos de aprenderlo de memoria con la primera lectura: es sólo para conocerlo, para familiarizarte con él, tenga la extensión que tenga. Hacer una primera lectura completa también te permite salvar dudas, buscar las palabras que no conozcas en el diccionario, y conocer mejor de qué se trata el material por completo. Lee todo el texto al menos una vez, o más si tienes tiempo, para poder comprenderlo y luego memorizarlo.

"El primer paso es leer el texto por completo una o más veces. Sin ánimos de aprenderlo de memoria con la primera lectura: es sólo para conocerlo, para familiarizarte con él."

La mejor técnica para memorizar textos

La mejor técnica para memorizar textos de memoria es la de aprender una frase por vez. Es ideal para textos cortos, canciones y poemas sin extensiones considerables. Para ponerla en práctica, simplemente dale una primera lectura al contenido, y luego lee sólo la primera frase. Repítela, vuelve a leerla y a repetirla hasta que la conozcas de memoria.

Ya que la sepas, lee la primera y la segunda frase. Repítelo de memoria (ambas frases, en orden), y hazlo hasta que las hayas incorporado. A continuación, pasa a la tercera frase, y repite el procedimiento hasta que hayas aprendido el texto de memoria.

Otros métodos para memorizar rápido

Otras técnicas para aprender textos de memoria también se basan en un mismo procedimiento: familiarizarse con el contenido mediante una lectura inicial, y luego la lectura y repetición de los contenidos. Cuando hayas logrado la práctica suficiente (ejecutando la técnica anterior, de aprender una frase tras otra) pon en marcha la misma mecánica, esta vez leyendo, repitiendo y memorizando párrafos completos. Es un método algo más avanzado pero que, con algo de práctica, podrás dominar.

Otra forma de memorizar textos es escribirlos, ya que al hacerlo prestas más atención a las palabras, las “haces tuyas” de algún modo, poniéndole tu impronta al contenido y también creando recuerdos que facilitan el aprendizaje (por ejemplo, recordarás que cuando escribías tal palabra el rotulador se cayó al suelo accidentalmente, o que sonó una bocina en la calle y demás, y estos detalles te ayudan a memorizar el contenido sin que siquiera te lo propongas). Así, escribir varias veces el texto que quieres memorizar te ayudará a tenerlo en mente sin la presión de “estar memorizándolo”, sino que sólo estarás escribiéndolo. Lo mejor es contar con una pizarra, pues de lo contrario usarías muchísimo papel.

Algo similar ocurre con el material impreso: al ir subrayándolos o resaltándolos con colores, tomando notas en los márgenes o haciendo acciones simples, puedes interiorizar mejor las palabras, ponerlas en situación y, cuando las leas varias veces, crearás la memoria visual de tus anotaciones, lo que te ayudará a memorizar más rápido.