Cómo lograr que nuestros hijos se lleven bien
El rol de los padres es ser imparciales y objetivos en las riñas entre hermanos, pero muchas veces son los mismos padres que generan las diferencias. Es importante evitar favoritismos y mediar con autoridad y coherencia para que se lleven bien.
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El rol de los padres en las peleas entre hermanos
Todos los padres quieren que sus hijos se lleven lo mejor posible, aunque por desgracia en muchos casos no es así. ¿Cómo podemos lograr que tengan una buena convivencia y paren de discutir o pelearse cada dos por tres?
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Evitar favoritismos por un hijo
Si uno de nuestros hijos ve que damos un trato preferente a uno de sus hermanos o hermanas, aunque haya motivo para ello, perderá esa sensación de correspondencia padre-hijo, ya no notará que nosotros somos la autoridad tanto para su hermano como para él, y que por tanto, no tiene necesidad de llevarse bien con nadie.
No obstante, un trato justo implica que se deba tratar de forma individualizada a cada hijo: es importante promover los gustos y aficiones de cada uno, así como realzar sus logros particulares, siempre sin despreciar al otro. También suele pasar que un hijo es menos comprensivo que sus hermanos y, por tanto, requerirá de una más prolongada atención. En este sentido, no conviene compararles entre ellos, ni siquiera cuando estamos hablando con uno solo; podría crear rivalidades sin sentido, y al fin y al cabo, todos tenemos nuestras cosas buenas y malas.
Diferencias entre hermanos mayores y menores
Si tenemos dos o más hijos, lo normal es que se lleven varios años, y por tanto que haya un hermano mayor y otro menor. El rol de este último en relación a su homólogo mayor seguramente nos traerá problemas tarde o temprano, especialmente cuando quiera imitar lo que hace su "hermano grande", y que es imposible de realizar a su corta edad. En estos casos conviene crear planes o juegos alternativos para el pequeño y tratar de hacerle comprender que no por ser pequeño no puede hacer otras cosas divertidas: jugar en un parque infantil con otros niños de su edad o "ayudar" a su hermano a pintar un dibujo son solo dos ejemplos.
Más raramente, un hermano mayor también puede no llevarse bien con su hermano pequeñito al ver que se le dispensan más atenciones especiales a este último por parte de familiares y padres. La solución radica en dedicarles un tiempo similar a ambos hijos, y tratar de que cuando vengan visitas de amigos o familia tampoco dejen de lado al hermano mayor.
"Es importante promover los gustos y aficiones de cada uno, así como realzar sus logros particulares, siempre sin despreciar al otro."
Vigilar las peleas de tus hijos
Aunque las riñas entre hermanos pequeños se olvidan tan rápido como empiezan, no conviene que anden peleando a cada momento. Una alternativa podría ser tratar de enseñarles que defiendan sus argumentos razonando "como papá y mamá hacen" (es decir, sin que medien insultos o golpes físicos), aunque una vez más, sin dar ningún "vencedor" o similar en la disputa. La idea radica en que defiendan sus ideas de forma civilizada, y a la vez, sepan ver el punto de vista del otro hermano, aunque sea una actividad difícil de inculcar a edades tempranas.