Cómo leer el lenguaje corporal
Entender lo que nos quieren decir más allá de las palabras es un arma muy útil para relacionarnos. El lenguaje corporal dice mucho más que la voz. Aprendamos a reconocer intenciones atendiendo a las miradas, gestos y acciones.
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Cómo entender el lenguaje corporal
Los seres humanos nos comunicamos de múltiples formas. No sólo es lo que decimos, es decir, las palabras que pronunciamos, sino también la intención del mensaje, el gesto del rostro, el movimiento corporal, el tono de nuestra voz, incluso el contexto en el que lo decimos son algunos de los tantos factores que comunican lo que en verdad queremos transmitir.
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Y uno de estos parámetros, el del lenguaje corporal, es uno que bien puedes usar a tu favor. Por ejemplo, en una entrevista de trabajo, al cuestionar a un empleado, al hablar con un cliente, y -mucho más interesante- al conversar o al estar en el mismo sitio que esa persona que tanto te interesa.
Puede ser alguien a quien has conocido ya, alguien con quien hayas intercambiado algunas palabras, alguien a quien estés conociendo en el momento, o incluso alguien que tan sólo está allí, y quieres analizar tu "campo de batalla". Lee esta nota para conocer algunas señales clásicas del lenguaje corporal al respecto de la conquista, y algunos otros datos de interés.
"Quien te mira a los ojos, en frente a ti o desde el otro lado del salón, está interesado en ti o en la charla."
Señales para leer el lenguaje corporal
Nuestro cuerpo habla; a menudo dice mucho más que nuestras palabras, y otras veces dice aquello que ni siquiera ha sido comunicado con nuestra voz. Cuando sales de viaje y, al regresar, esa persona te saluda con un abrazo apretado, dice mucho más que el simple "hola" que puedes escuchar: te está diciendo "te he echado de menos".
La mirada
La mirada es uno de los gestos más significativos del lenguaje corporal. Quien te mira a los ojos, en frente a ti o desde el otro lado del salón, está interesado en ti o en la charla. Además de la mirada, debes sumar algunas otras señales que te den un dato más certero: allí aparece la sonrisa.
Si se trata de alguien a quien no conoces y que está del otro lado del salón o de la mesa, haz este análisis sencillo:
- Si te mira de forma intermitente, sin ninguna gestualidad, puede sólo estar observando el panorama
- Si te mira por tres segundos y aparta la mirada, no te está prestando mucha atención
- Si te mira por 5 segundos seguidos, pues siente atracción por ti
- Si la mirada se sostiene ininterrumpida por 7 o más segundos, pues te está dando una clara señal de invitación.
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La sonrisa
La sonrisa es un gesto de satisfacción. Por eso, es habitual que esbocemos una sonrisa cuando estamos frente a una persona de nuestro interés (físico, sentimental, intelectual o hasta sexual), movamos las comisuras de la boca o hagamos otros gestos. La mirada clavada en tus ojos y la sonrisa en el rostro son señales de agrado, y son en verdad útiles en casos de conquista.
Otras señales básicas son el sonrojarse o incluso el desvío de la mirada, aunque no esquivando, sino el desvío veloz, repentino y temporal. Si le gustas puede que desvíe la mirada un poco, pero luego de no más de tres segundos volverá a verte.
Morder
Si a alguien le atraes a nivel físico, pues hay un gesto muy definitivo: el morder. Si alguien se muerde los dedos, los nudillos, un trozo de papel, algún elemento en sus manos o -el más demostrativo de todos- si muerde sus labios, pues ese alguien en verdad está atraído por ti.
Señales para reconocer la mentira
Quien miente u oculta algo demuestra ansiedad en su lenguaje corporal. Esquiva la mirada, se acomoda constantemente en su asiento. Desarrolla alguna especie de tic nervioso, tintinea sus dedos sobre la mesa o se mueve sin parar. Estas son señales clásicas de ansiedad, de nervios y, en definitiva, de que hay algo ocurriendo, que esa persona no quiere que tú sepas.
"La mirada clavada en tus ojos y la sonrisa en el rostro son señales de agrado, y son en verdad útiles en casos de conquista."
Las mentiras también tienen su lado visible: el tocarse el rostro. Esto funciona de una manera simple: al tocar el rostro, al llevar las manos hacia la cara, estamos ocultándonos. Cuando mentimos, nuestro sentido moral nos dice que será mejor escondernos. ¿Cómo lo gestualizamos? Pues tocamos nuestro rostro: nos rascamos la nariz, las mejillas, frotamos los ojos o los labios.
Pero recuerda: estas son señales clásicas, y no significa que cada vez que alguien se toca el rostro esté mintiendo (puede en verdad tener picazón en la nariz, o estar acomodándose el cabello). Es el contexto y la situación, en combinación de estos gestos corporales, lo que te servirá de buen indicador.