La importancia de organizar el tiempo de estudio

Estudiar es una de las tareas más difíciles a pesar de lo simple que nos pueda parecer. Donde muchos solo ven sentarse y abrir el libro, en realidad es un cúmulo de tiempos que debemos organizar para que el esfuerzo valga la pena.

Ventajas de organizar el tiempo de estudio. Organizando el tiempo libre cuando estudiamos.

Tips para organizar el tiempo de estudio.

Organizando el tiempo libre cuando estudiamos

Por extraño que parezca, cuando organizamos la jornada de estudio debemos también planificar los momentos de descanso. Es importante que diferenciemos el tiempo libre planeado del que surge espontáneamente en forma de los llamados "descansos".

El tiempo libre que planeemos debe ser acorde al del estudio para rendir lo máximo posible. Una hora frente al libro en condiciones vale más que cuatro hechas deprisa y corriendo. No debemos avergonzarnos si en las primeras jornadas tenemos muchos más descansos de lo que se considera correcto, y esto incluye las salidas de fin de semana o algunas actividades concretas que, por mucho que duren, nos sirven para desconectar.

Con el tiempo libre espontáneo debemos ser mucho más cuidadosos. Esos cafés repentinos o charlas con amigos en la biblioteca pueden hacer mucho daño a nuestro estudio a poco que nos descuidemos, y es que esos supuestos 5 minutos se acaban convirtiendo sin problema en horas. No quiere decir que no podamos tomarnos pequeños descansos, son necesarios si queremos rendir, pero aunque puedan surgir de forma espontánea no significa que no los podamos tener mínimamente controlados.

"Una hora frente al libro en condiciones vale más que cuatro hechas deprisa y corriendo."

Ventajas de organizar el tiempo de estudio

Es algo que seguro habremos escuchado en otras ocasiones y que es irrefutable: siempre será mejor estudiar 4 horas en condiciones que 8 a día completo, sin saber bien lo que estamos haciendo. Muchos conocerán, o incluso habrán hecho, esas jornadas completas en la biblioteca donde parece que no conseguimos avanzar, para luego decir que hemos estudiado muchísimo.

Debemos hacer planes realistas a nuestra capacidad y ganas: tenemos que estudiar, no calentar una silla. Es muy probable que tardemos un tiempo en descubrir exactamente cómo es nuestra forma de funcionar: la hora a la que comenzamos, el tiempo seguido, descansos, comidas... Requerirá más esfuerzo de lo que parece y, ante todo, no querer engañarnos con lo que somos capaces de hacer.

Al igual que es fácil caer en una rutina de estudio de no hacer prácticamente nada y dejarlo todo a última hora, podemos embarcarnos en estar todos los días un montón de tiempo sin haber hecho prácticamente nada, mientras nos repetimos que sí estudiamos y que aún así nuestro esfuerzo no dio resultados.