Cómo incluir la carne de pollo a una alimentación saludable

La carne de pollo es muy sana, y una buena opción para completar una dieta equilibrada y saludable.

Cómo incluir la carne de pollo a una alimentación saludable

Propiedades de la carne de pollo

La carne de pollo, como el resto de las carnes blancas, son las grandes elegidas en la mayoría de las dietas por considerarse más benéficas que las carnes rojas. Pero debes tener en cuenta que también debes tener restricciones y prevenciones diversas con respecto al consumo de canes blancas y de pollo, ya que cualquier exceso es perjudicial para la salud.

El pollo es una fuente importante de proteínas y, al igual que las carnes rojas, contiene hierro, fósforo y potasio, aunque en menor proporción. Es una fuente nutricional adecuada para casi cualquier persona, ya que también es fuente de aporte de zinc, niacina así como de ácido fólico.

"Aunque consumas el pollo a la parrilla y sin piel, no lo consumas más de dos a tres por semana. Una alimentación equilibrada y completa es siempre la mejor opción."

Cómo incluir la carne de pollo a una alimentación saludable

  • Las pieles de las carnes de pollo es el lugar de mayor concentración de sus grasas, y deben ser evitadas en lo que te sea posible, ya sea antes de la cocción, o al momento del consumo. Posee pocos depósitos de grasas, y puedes retirarlas con cuchillo o con las manos de manera muy sencilla. Recuerda hacerlo antes de cocinarlo.
  • Con respecto a la cocción del pollo, elige los métodos más naturales y livianos para los procesos digestivos. Prepara carnes de pollo a la plancha, a la parrilla (al carbón), o en salsas, evitando de preferencia los fritos y los hervidos. Los primeros aportan grasas saturadas, y los segundos pierden sus valores nutricionales.

Consejos para elegir la carne de pollo

  • Elige las carnes de pollo de mejor calidad y conservación. Si notas la carne blanquecina, no la compres. Elige, en cambio, las que se vean brillantes, firmes y elásticas. Su piel debe verse lisa, tersa y sin manchas, de preferencia de color amarillento.
  • En cuanto a los cortes, elige los más magros y beneficiosos, como la pechuga. Descarta los menudos y vísceras, ya que poseen aportes de grasas y colesterol dañinos para tu organismo. Si notas huesos con restos de sangre, no compres el pollo.
  • También procura conocer la procedencia de los pollos. Aunque sean más costosos, elige los de granjas o criaderos orgánicos, con métodos de alimentación saludables. Los pollos de criaderos en claustros suelen ser alimentados con carnes y granos procesados, y tener altos niveles de depósitos de hormonas que pudieran depositarse luego en tu propio cuerpo.
  • De cualquier modo, recuerda lavar bien el pollo debajo del chorro de agua fría antes de cocinarlo.
  • Recuerda que todos los excesos son perjudiciales. Aunque consumas el pollo a la parrilla y sin piel, no lo consumas más de dos a tres por semana. Una alimentación equilibrada y completa es siempre la mejor opción.