Cómo hacer garrapiñada de maní

La garrapiñada de maní o cacahuate, es una delicia ideal para disfrutar frente al TV o en una tarde de paseo. Veamos cómo hacerla nosotros mismos.

Cómo hacer garrapiñada de maní

La garrapiñada de maní, o de cacahuate (o cacahuete) en algunos países, es una delicia que pueden disfrutar chicos y grandes por igual. La asociamos a tardes de paseos, actividades al aire libre y reuniones familiares, y lo mejor de todo, es que podemos hacerla en casa, simplemente, para disfrutar en cualquier momento.

Para preparar garrapiñada de maní necesitas conseguir muy pocos ingredientes: cacahuates y azúcar, y si quieres, un poco de esencia o extracto de vainilla, según el gusto de los consumidores de esta delicia. Es muy importante que los maníes o cacahuates sean sin sal, naturales, y que estén pelados y secos.

En cuanto a los elementos necesarios, pues sólo una olla y una cuchara, si es de madera, mucho mejor. Tradicionalmente la garrapiñada se prepara en pailas de cobre, pero cualquier olla te servirá, si tienes un poco de paciencia. Es muy habitual que el azúcar se pegue al fondo, por lo que una olla vieja o alguna antiadherente serán las mejores opciones.

Comienza por colocar unas dos tazas de azúcar blanco en la olla, llevando al fuego fuerte. Agrega el maní y comienza a revolver, continuamente. El azúcar se irá calentando, derritiendo y cristalizando. No dejes de revolver en ningún momento, pues esto haría que se forme un espeso caramelo al fondo de la olla.

Cuando el azúcar comience a hervir y a tostarse, minimiza el calor del fuego, y continúa revolviendo. Al revolver, irás cambiando continuamente la temperatura del azúcar. Esto permite que se forme un cristal rugoso, en lugar de un caramelo suave. La garrapiñada debe ser áspera, ya que de otro modo conseguiríamos cacahuates cubiertos de caramelo.

La garrapiñada de cacahuate está lista cuando cada maní (cacahuate) esté recubierto por un espeso caramelo marrón, cristalizado. Ese es el momento de retirar la olla del fuego, y esparcir la garrapiñada sobre una fuente cubierta con papel enmantecado, para que no se peguen entre sí. Si puedes, coloca el papel sobre la piedra de la cocina, para que se enfríen rápidamente.

Puedes conservarlas hasta por 6 meses dentro de bolsas plásticas, bien cerradas. No es necesario mantener en la heladera, ¡y puedes prepararlas en minutos, para disfrutarlas en cualquier momento!