Cómo evitar contagios en invierno dentro del hogar

Junto con el invierno y el clima frío llegan enfermedades comunes, como la gripe y el resfrío. Al enfermarse un miembro de la familia, el resto corre riesgo de contagio. Veamos como prevenirlo.

Cómo evitar contagios en invierno dentro del hogar

Contagios en el invierno

Con la llegada del otoño y la incipiente entrada del invierno, aparecen en los hogares pequeños brotes de las clásicas enfermedades de cambio de estación y de climas fríos, como resfríos y gripes de todo tipo. Invariablemente, cuando uno de los miembros de la familia se enferma, al menos otro (o el resto) suele contagiarse. Por eso, aprendamos algunos trucos sencillos para evitar este círculo vicioso de enfermedades intra-hogareñas.

"Con la llegada del otoño y la incipiente entrada del invierno, aparecen en los hogares pequeños brotes de las clásicas enfermedades de cambio de estación y de climas fríos, como resfríos y gripes de todo tipo."

Consejos para evitar los contagios dentro del hogar

Como primera medida, se debe respetar los tiempos de cada enfermedad, a partir de su clasificación y tratamiento. Ante el primer síntoma se deben tomar medidas precautorias: cubrir boca y nariz ante la tos o un estornudo, con la parte interna del codo o con un pañuelo descartable, procurar no tocarse la cara ni tocar la cara de alguien más, y mantener un adecuado reglamento de higiene. Si alguien en el hogar se siente ya víctima de uno de estos males, el primer paso es ponerle ropa de algodón y hacerlo acostar en su cama.

No existe aún alguna cura para la gripe o para es refrío, es sólo cuestión de tiempo y ayuda médica en el caso en el que el profesional así lo dictamine. No se debe tomar medicamentos autorecetados, ya que podríamos enmascarar los síntomas de la enfermedad y terminar por hacer un mal peor, así se trate de una simple aspirina. Por eso, lo mejor es siempre consultar al médico como primera medida.

Cuando el enfermo esté en reposo, lo mejor es que por dos o tres días se limite el contacto con el exterior y con los demás miembros de la familia. Con ello nos referimos a limitarse en el contacto físico, no compartir vajilla u otros elementos semejantes, e intentar darle al enfermo su espacio propio. En lo posible, podemos procurar una habitación individual para él por pocos días, para asegurar que el riesgo de contagio sea mínimo. Recuerda cambiar sus sábanas y su ropa de dormir a diario y desinfectar éste y los demás ambientes con desinfectantes en aerosol u otros productos de desinfección.

Por último, procura que el enfermo y el resto de la familia tengan una buena y sana alimentación. El aumento en la ingesta de vitaminas es siempre recomendable en estos casos, y es además una delicia: cítricos para el desayuno y el postre, jugos frescos y verduras sin cocción acompañando alimentos saludables son siempre una buena idea.