Uno de los artículos indispensables en la vida de una persona, sin duda alguna, es el colchón, por lo que elegir uno ideal no es un asunto que se deba tomar a la ligera. Aparte de que la oferta es muy variada y las tecnologías diferentes, hay que también que considerar que cada persona tiene una forma particular de dormir, lo cual requerirá que el colchón tenga algunas condiciones anatómicas, tales como que sea más o menos firme, cuente con una adaptabilidad más acentuada y determinada resistencia por el peso del cuerpo.
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Cómo cuidar el colchón
Lo que se busca es que el colchón contribuya a que el sueño sea realmente reparador, que no haya malas posturas, despertares de madrugada, contracturas ni dolores. Para esto también hay que tener en cuenta otros factores como la edad, la altura, la condición física, sensibilidad de la piel, entre otros elementos que influyen.
Las nuevas tecnologías no han dejado de lado el desarrollo de nuevos modelos de colchones, por lo que constantemente salen al mercado con distintas variaciones y prestaciones para mejorar la experiencia de dormir.
Básicamente los tipos de colchones más vendidos son:
- De espuma y viscoelástico: los colchones de espuma están entre los más populares por estar entre los más asequibles. Están elaborados de poliuretano expandido y contienen burbujas de aire que no aportan firmeza y no hacen que se mantenga la forma cuando hay presión. Al ser poco transpirables, fácilmente acumulan ácaros que son los principales enemigos de las personas alérgicas.
Con el fin de mejorar esta categoría se han incorporado con mucho éxito los colchones de viscoelástico, ya que se trata de una espuma de mejor calidad, más firme y con mayor adaptabilidad. Tienen un coste mayor al mencionado anteriormente, pero es una inversión que bien vale la pena, sobre todo para quienes por alguna circunstancia deben pasar gran cantidad de tiempo en cama.
- De muelles: aunque tienen bastante tiempo en el mercado, este tipo de colchones ha ido incorporando tecnología que los hace estar entre los predilectos por sus características. Una de sus principales ventajas es que se da el rápido retorno a la posición original. Son bastante transpirables y suelen indicarse para las personas con alta sudoración ya que no absorben humedad.
Ofrecen varios tipos de firmeza según su fabricación. Están los colchones de muelles de hilo continuo, los cuales se recomiendan para personas que duerman solas, ya que ofrecen una firmeza que no llegan a la rigidez, pero que no es apta para un colchón matrimonial.
Los colchones de muelles embolsados son más indicados en el caso de un colchón matrimonial, ya que los muelles son independientes y cada uno tiene su firmeza, sin que influya una presión ejercida en otra parte de la estructura.
Se cuenta, además, con los colchones de muelles bicónicos, que vienen siendo el punto intermedio entre los de hilo continuo y los de muelles embolsados. Tienen muelles individuales de doble cono, pero interrelacionados en una estructura.
- De látex: son los que están elaborados con capas de látex naturales o sintéticas. Es un material flexible y elástico que ofrece una firmeza media, adaptándose bien a la forma y peso del cuerpo.
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Cómo comprar un colchón
Facilitan el movimiento a la persona mientras duerme, sobre todo aquellas que son más inquietas, al no ejercer freno a la rotación. Al no tener burbujas de aire ni tejidos, no se formarán las colonias de ácaros que tantos problemas de salud generan.
- Futón japonés: compuesto de diversas capas de algodón prensado, es la opción indicada para quienes requieren dormir en superficies duras, apenas si tiene amortiguación.
Es totalmente biodegradable, así que es ideal para quienes quieren mantener la conciencia ambiental en todo su entorno.
Hay que probarlo bien
Una vez escogido el tipo de colchón que se vaya a comprar, habrá que hacer una prueba minuciosa. No bastará con palparlo, hay que acostarse en la postura habitual y no sólo un par de minutos.
Los especialistas recomiendan probarlo durante no menos de 15 minutos, y si es un matrimonio, que la pareja lo haga al mismo tiempo. Aconsejan que para dos personas, el ancho del colchón no debe ser menor a 150 centímetros, para que ambas puedan tener el espacio suficiente.
No son eternos
Los expertos señalan que se debe tener en cuenta que un colchón tiene una vida útil de aproximadamente 10 años, después de ese tiempo ya no podrá ofrecer las condiciones apropiadas de higiene y firmeza, aún cuando se vea externamente en óptimo estado. De ser éste el caso, hay que ir pensando en comprar uno nuevo.
No es casualidad que con el paso del tiempo las personas sienten que no descansaron lo suficiente y presentan dolores musculares, esto puede estar relacionado con un colchón que debe ser sustituido al estar ya deteriorado. También se da el caso de que las necesidades de los usuarios van cambiando, ya que sus características propias se transforman por la edad, y lo que era confortable en un momento, luego puede dejar de serlo.
Los expertos recomiendan que para alargar la vida útil del colchón hay que voltearlo cada tres meses, de tal forma que la cabeza se haya posado cada cierto tiempo en sus cuatro esquinas y dos caras. Aconsejan, además, el uso de una funda de protección lavable y cada cierto tiempo, se debe poner a ventilar la base, no limpiar en seco, ni mojar la tapicería.
Para una mejor protección y mayor comodidad del usuario, se recomienda además usar un sobrecolchón, que suele tener entre 5 y 10 centímetros de grosor, para aportar una capa de espuma extra. Es un complemento diseñado para minimizar el desgaste del colchón, protegerlo de la suciedad y aportar a quién lo usa, un plus de comodidad.
