Cómo Elegir un Buen Negocio

Muchas personas tienen miedo de comenzar su negocio porque creen que van a fracasar, y ese es un grave error. Si de antemano ya estás pensando en negativo, es más factible que las cosas no resulten.

Por otra parte, es preciso arriesgar para poder ganar. Seguro has leído o escuchado este refrán muchas veces, y es momento de que lo pongas en práctica. ¿Por qué quieres emprender? ¿Qué es lo que harás en tu nuevo negocio? ¿Cómo crees que será el día a día en tu rol de “dueño”?. Esas son las preguntas iniciales que debes hacerte al elegir un negocio, ya que te servirán como una guía para empezar y continuar. Es bueno que te plantees ciertas cuestiones, así, estarás más preparado para el futuro.

Es cierto que no podemos ser adivinos de lo que vaya a suceder, sin embargo, es más probable que consigas éxito si eres precavido y organizado que si no tienes nada preparado.

"Uno de los errores más frecuentes es escoger un negocio sólo pensando en la variable dinero; serán tan desdichados como cuando eran empleados en relación de dependencia."

3 claves a la hora de pensar en un negocio propio

Existen tres cuestiones vitales para poder elegir un buen negocio que debes analizar detalladamente antes de comenzar y arriesgarte. Te permitirán, a su vez, sacar adelante tu emprendimiento si es que algo sale mal, o en los momentos difíciles (que serán muchos).

1. Invierte en aquello que te gusta: ¿Qué es lo que más te entretiene?. Debe ser aquello que no tendrías problemas de hacer por más de que pase el tiempo. Lo que permite que las horas pasen mucho más rápido y te sientas satisfecho. Uno de los errores más frecuentes es escoger un negocio sólo pensando en la variable dinero; serán tan desdichados como cuando eran empleados en relación de dependencia. Cuando el trabajo se disfruta, todo es más fácil, las ideas surgen como una cascada de agua refrescante y el amor junto a la pasión se notan en cada acción o decisión que tomas.

2. Invierte en lo que mejor sabes hacer: No quieras volverte un experto en cierto tema de la noche a la mañana, y menos elegirlo como un negocio. Pero atención, que porque lo sepas hacer no quiere decir que te guste. Por lo tanto, sé muy cuidadoso en la elección de tu emprendimiento. Si eres un experto en un área específica, entonces ¡ve a por ella!. Si además te encanta ese nicho, perfecto, ya tienes definido tu negocio.

3. Invierte en lo que puedas financiar: El tercero de los aspectos a tener en cuenta antes de elegir un buen negocio es cuánto dinero dispones o en qué situación financiera te encuentras. Conoce cuáles son tus limitaciones en relación a tus ahorros o la capacidad de conseguir un préstamo o un crédito. El presupuesto que tengas es fundamental para lograr tus objetivos. Por lo tanto, no quieras embarcarte en una travesía majestuosa si no sabes cómo estarán los mares o si llegarás a buen puerto. Y si tienes dinero para un bote, no intentes comprar un yate.

Consejos para elegir un buen negocio

Una vez que hayas definido los tres parámetros anteriores, es momento de analizar otros factores también importantes para elegir un negocio. Dentro de lo que te apasiona, sabes hacer y te gustaría vivir de ello, también es necesario escoger un emprendimiento basándote en los siguientes datos:

• Una idea rentable
• Un mercado interesante para tu idea rentable
• Una necesidad aún no satisfecha dentro del mercado interesante para tu idea rentable

Por más de que pueda ser un poco aburrido y monótono, es necesario que realices una investigación de mercado. Ésta te aportará una gran cantidad de información más que valiosa, podrás tomar las mejores decisiones para tu negocio, sabrás en qué te conviene invertir, cómo y de que manera manejar tu inversión, etc.

No es necesario que seas un profesional en el área del marketing ni que contrates a uno. Sólo es preciso contar con elementos básicos y analizar muy bien el nicho al que te dedicarás (o tienes pensado dedicar).

Uno de los errores frecuentes entre los que desean elegir un negocio es tomar decisiones muy apresuradas, sin dar tiempo a la idea a que madure, sin investigar realmente el mercado y sobre todo, sin planificar a futuro.