Cómo corregir distintos problemas de disciplina y conducta en niños pequeños
A partir de los 2 años los niños comienzan a tomar malas conductas, que si no son corregidas por sus padres de inmediato pueden volverse algo habitual. Veamos algunos casos comunes y su solución.
Hay muchas causas probables para los problemas en la conducta de los niños pequeños
Mala conducta en niños a partir de los 2 años
A partir de los 2 años el niño puede comenzar a exhibir problemas de conducta, que varían desde el egoísmo, la apatía o desinterés por los demás, la falta de demostración a los afectos y los malos tratos (incluyendo abusos físicos o verbales) a sus hermanos, amigos y también a adultos y mascotas. ¿Qué es lo que está sucediendo? Y, principalmente, ¿cómo remediarlo?
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Causas del mal comportamiento del niño
Hay muchas causas probables para estos cambios negativos en la conducta de los niños pequeños. Los celos por la llegada de un hermanito, la comprensión de que los demás usan sus objetos y juguetes, o también ciertas situaciones en el seno familiar pueden provocar estos comportamientos. Si papá y mamá se tratan bien entre sí, es más probable que el niño también refleje esta buena conducta. Pero si son agresivos uno con el otro, o hacia los demás, los objetos y los animales, es muy probable que el pequeño también quiera serlo, como una suerte de entrenamiento a su vida adulta.
"La falta de disciplina y educación propicia el desarrollo de comportamientos negativos en los niños."
También la falta de disciplina y educación propicia el desarrollo de comportamientos negativos en los niños. Cuando llega a un sitio sin saludar y su papá o mamá no le indica lo contrario, lo asume como natural; si el pequeño golpea a un hermano y no recibe una reprimenda o regaño por ello, también interiorizará que ese comportamiento es aceptado. Fíjate cómo es su mal comportamiento: al golpear al otro niño, ¿te mira de reojo?. De ser así, es que comprende que no es una “buena acción”, pero está analizando si lo has visto o si podrá salir airoso de la situación.
Algunas conductas habituales que debes frenar cuanto antes
No se trata de regañar, castigar ni gritarle a tu hijo, sino de educarlo con respeto y generosidad. Si tu hijo comete algunas de estas malas acciones, dile que se detenga, explícale por qué, y muéstrale un mejor modo de hacer las cosas, en lugar de gritarle, insultar a los cuatro vientos o amenazar con tragedias como quedarse sin postre o que Santa no le llevará presentes si sigue haciendo eso.
Casos habituales de mal comportamiento de los niños
El niño trata mal a sus hermanos y amigos. Es un problema habitual. Malas contestaciones, empujones, incluso golpes. Pídele que se detenga en cuanto lo veas actuar de esta manera, sin amenazas sino explicándole por qué está mal que lo haga. Preguntas como “¿a ti te gustaría que tu hermano te empuje o te trate así? Pues si no, no se lo hagas tú a él”. Si el comportamiento persiste puedes ponerlo en penitencia: llévalo de la mano, sin empujarlo, y ponlo de pie frente a una pared, indicándole que deberá quedarse allí hasta reflexionar o detener el berrinche.
No hará falta empujones, gritos ni insultos: en pocas veces que lo hagas, comprenderá que es mejor jugar bien a tener que quedarse allí parado mientras su amigo o hermano sigue divirtiéndose.
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"Si tu hijo comete alguna mala conducta, dile que se detenga, explícale por qué y muéstrale un mejor modo de hacer las cosas."
El niño no comparte y se enoja si tocan sus cosas. En este caso, siempre es útil tener juguetes “duplicados”, por ejemplo, el mismo modelo de autito de carreas aunque en diferente color, o muñecas iguales con atuendos diferentes. En otras ocasiones, enseña a tu niño a compartir, pero a la vez respeta su intimidad. Cada uno tiene su juguete favorito: pide a tu hijo que te indique cuál es, y determina que ese juguete quede fuera del alcance de sus hermanos o amigo, guardándolo si fuera necesario (y repite la acción con su hermano).
El niño no hace caso. Es natural que, cuando los niños no nos prestan atención, tendamos a gritarle. Esto sólo refuerza la inseguridad en el hogar. En cambio, dile las cosas pidiéndole que te escuche. Si no te presta atención, toma medidas extraordinarias: haz como si no lo escuchas cuando te pide un vaso de agua o cuando te habla. En cuanto lo note, míralo y dile “¿Ves que cuando uno habla, el otro debe escuchar? Me gustaría que hagas eso conmigo”. Esto bastará para que “tome una cucharada de su propia medicina”, y modifique su comportamiento.