Cómo limpiar las hojas de las plantas

Para que las plantas gocen de buena salud, no basta con darles un buen riego, sino que también debemos limpiar sus hojas.

Cómo limpiar las hojas de las plantas

Al limpiar el hogar, a manudo olvidamos dar una buena tarea de limpieza a nuestras queridas plantas. Pero ellas necesitan de una higiene regular, tal y como nosotros necesitamos ducharnos o tomar baños. Veamos algunas formas efectivas de limpiar tus plantas, incluyendo sus hojas, tallos y flores, para que la higiene de estos acompañantes hogareños se realice con gran acierto, y en el momento oportuno.

Las plantas del exterior han de requerir también de limpieza. Sin embargo, el riego pulverizado, las corrientes de aire y el contacto con insectos favorecen su limpieza. Bastará, entonces, revisarlas periódicamente, retirando hojas marchitas, suciedades depositadas, y sacudiéndolas suavemente cuando estén secas.

Las plantas de interior, en cambio, no poseen esta exposición al aire libre que favorezca su limpieza. Por ello, debes darles su higiene al menos una vez por semana. Comienza por sacudirlas suavemente, liberando las hojas caducas que hayan quedado enganchadas entre sus ramas y hojas. Esto también favorecerá el desprendimiento de pequeñas telas de arañas y otras suciedades.

Puedes utilizar plumeros o sacudidores sintéticos para dar buena limpieza. Los de cerdas flexibles, sintéticas, que se cargan con estática son ideales, pues se entremezclan con las ramas y las hojas, llegando a sectores internos. Luego de sacudir, debes soplar o aplicar aire frío o fresco (no caliente), algo suave, para eliminar suciedades sueltas sin dañar las plantas en sus distintas partes.

Luego, debes dar buena limpieza a las hojas de tus plantas. Mantener las hojas limpias y libres de polvillo y suciedades permite a la planta hacer un proceso de fotosíntesis sin dificultades, favoreciendo su desarrollo y colaborando también en la limpieza del aire de tu hogar y de tu entorno.

Las plantas con hojas pequeñas se favorecen más con una limpieza húmeda. Pulveriza las hojas con agua clara y fresca, en cantidad suficiente para que la humedad se acumule y arrastre con ella la suciedad. Recuerda colocar un plato colector para evitar que el agua se traslade a otras superficies. Esta también es la técnica de limpieza ideal para los helechos.

En cambio, las plantas con hojas grandes se pueden higienizar manualmente. Repasa sus hojas con un paño o una esponja suave, humedecida en agua clara y fresca, sin mojarla demasiado. Aunque puedes limpiar en seco, no es lo conveniente: arrastrar la suciedad podría causar daños en la superficie de las hojas. Recuerda, también, limpiar por encima y por debajo de la hoja, recorriendo ambas caras, y también sus ramas.

Las hojas aterciopeladas, en cambio, son más resistentes al roce y no se limpian bien con el agua. Puedes frotarlas, suave y delicadamente, con un cepillo de cerdas muy suaves. Nunca las frotes demasiado, pues eliminarías la pelusa que recubre las hojas, muy necesaria para el bienestar de la planta. Esta técnica también es ideal para la limpieza de plantas con espinas, como cactus y xerófilas.