Cómo aprender a dar

Dar sin esperar nada a cambio resulta un poco utópico, ya que en el hecho de dar esta nuestra recompensa, en el sentirnos útiles y apreciados. Dar sin esperar nada a cambio, la premisa que nos lleva a obtener mucho más de lo que esperamos.

Cómo aprender a dar

Aprender a dar sin recibir algo a cambio

Es hermoso dar, aportar, enriquecer, favorecer, convidar, todos sinónimos de una de las mejores cosas que podemos hacer por nuestro mundo, por nuestra felicidad, y por nuestro propio bienestar, sin mencionar el ajeno al mismo tiempo.

Pero en ocasiones damos esperando recibir algo a cambio. Quizás no hoy, quizás no mañana, pero en algún momento. Ayudamos por si algún día necesitamos ayuda. Damos por si algún día queremos recibir. Esperamos por si algún día nos demoramos.

"Dar y recibir es lo más justo y orgánico, y no es que esté mal hacerlo, pero no debe ser nuestra motivación al dar."

Ideas para aprender a dar

  • Dar y recibir es lo más justo y orgánico, y no es que esté mal hacerlo, pero no debe ser nuestra motivación al dar. Debemos entregar y entregarnos sin que ello signifique la posibilidad del retorno, del reintegro, del feedback o de la recompensa. Las buenas acciones deberían ser recompensadas, claro, pero sin recompensa serán igual de buenas.

  • Dar sin esperar algo a cambio nos permite entablar mejores relaciones, tan simple como eso. El interés y el ángulo detrás de nuestras acciones terminan por salir a la luz. Nuestra credibilidad se ve debilitada, y la percepción que los demás tendrán de nosotros es mucho peor a la que quisiéramos convidar.
  • Aprender a dar sin esperar recibir, no es sencillo, es un emprendimiento que requiere de entrenamiento. Y eso es maravilloso, pues mientras más demos, más cerca estaremos de llegar a la meta. La generosidad cultiva el alma, y atrae una mentalidad positiva a nuestras vidas.
  • Si estás comenzando con este proyecto, puedes intentar un truco sencillo: hay que dar esperando recibir satisfacción. No prestes la escoba a la vecina esperando que ella te preste su trapeador: préstasela para sentirte útil, apreciado, el héroe de la situación. Esto, claro, dentro de tus ideas. Son como las pequeñas ruedas de entrenamiento que tienen las bicicletas de los niños: cuando las usan, no las miran constantemente, ni las anuncian, sino que pedalean como si ellas no estuvieran allí. Y cuando están listos, las retiran.
  • Del mismo modo, procura darte las recompensas en el valor de satisfacción. Entrega esperando recibir tu propia felicitación. Eventualmente, darás sin esperar siquiera tu propia felicitación, y quién sabe, quizás sea justo en ese momento cuando comiences a recibir recompensas de la vida, en las formas del amor, la amistad, la sinceridad y la buena compañía.