Cómo incluir las carnes rojas a una alimentación saludable

La carne es una fuente importante de vitaminas y minerales, que debe estar incluida en toda dieta saludable en proporciones adecuadas.

Cómo incluir las carnes rojas a una alimentación saludable

Propiedades de las carnes rojas

Contrariamente a la creencia popular de primera línea, las carnes rojas no sólo son benéficas para nuestra salud, sino que son además casi indispensables por sus aportes nutricionales. El secreto está en moderar su consumo, y en alimentarnos con carnes en ciertas condiciones de calidad y cocción. Aprendamos más al respecto con esta nota.

Entre las carnes rojas, la reina indiscutible es la de res, aunque también se incluye en este grupo a las carnes de cordero y algunas otras. La carne roja es una importante fuente de aporte nutricional de proteínas, completas con los aminoácidos necesarios para un correcto desarrollo y funcionamiento orgánico. También la carne roja es una fuente indispensable de vitaminas del grupo B (B 12), y de hierro, además de cobre, fósforo y zinc, nutrientes indispensables para el buen funcionamiento cognitivo y de los sistemas nervioso y defensivo de nuestro cuerpo.

"Al comprar carnes rojas, estas deben ser de color rojo vivo, de consistencia firme, ni secas ni endurecidas, sino suaves y elásticas. Las grasas deben ser blancas, y factibles de ser eliminadas con un simple corte."

Cómo preparar carnes rojas para una alimentación saludable

  • Para los dietistas, la carne roja suele ser una gran prohibición. Sin embargo, para la correcta eliminación de carbohidratos excedentes, las proteínas de las carnes rojas son esenciales. Por ello, toda buena dieta o régimen incluye porciones de cárnicos magros, es decir, libres de grasas propias o de cocción.
  • Y es que las carnes rojas son una fuente también de grasas saturadas, si no las eliminamos antes de su cocción. Consumir carnes sin preparar (sin eliminar grasas excedentes), puede provocar que subamos el nivel de colesterol dañino, elevando el riesgo de enfermedades cardiovasculares.
  • Por ello, debemos preparar bien las carnes previa a su cocción, cualquiera sea el método elegido. Debemos eliminar las grasas pegadas a la carne (en especial las de color un tanto amarillento), y salar lo menos posible para no deteriorar el aporte de minerales contenidos en la sangre de la carne.
  • Pero no sólo las grasas de la carne han de ser evitadas, sino también las aportadas en los métodos de cocción. Las carnes fritas, empanizadas o no, son mucho menos saludables que las carnes a la parrilla o al carbón, ya que en este método de cocción las grasas de licuan y eliminan por cuenta propia. Es importante sellar la carne antes de su cocción, para evitar perder sus jugos.
  • Debemos también consumir carnes de buena calidad, en porciones limitadas. Tres a cinco porciones semanales son más que suficiente, contando almuerzos y cenas por igual, con diversos métodos de cocción. Elige las carnes nacionales, de preferencia de ganaderas que crían a sus reses a campo abierto, con una alimentación orgánica y saludable. Puede que sean más caras que las carnes de criaderos encerrados, claro, pero son mucho más nutritivas y adecuadas para una sana alimentación.

Consejos al comprar carnes rojas

Para elegir las mejores carnes, debes prestar atención al momento de la compra. Debe ser de color rojo vivo, de consistencia firme, ni seca ni endurecida, sino suave y elástica. Las grasas deben ser blancas, y factibles de ser eliminadas con un simple corte. Los cortes más saludables y magros son el peceto, la nalga, el lomo y el cuadril.

Al conservar las carnes en la nevera, hazlo cubriéndolas con un trapo humedecido que no deje pelusas, en la parte baja de la nevera. No las dejes dentro de bolsas o contenedores herméticos, y no las conserves por más de uno o dos días en la nevera. Si piensas conservarla por más tiempo puedes congelarla, ya sea cruda o cocida.