Cómo poner en penitencia a un niño

Con la penitencia se debe buscar la autoconciencia del niño sobre sus acciones.

Cómo poner en penitencia a un niño

Castigos o penitencias en los niños

En un artículo anterior veíamos como poner límites a los niños es no solamente necesario sino positivo para el sano desarrollo de niño y del vínculo familiar y social. Si bien los límites hay que ponerlos, muchas veces no llegan a ser entendidos por los niños, por lo que es necesario aplicar otro tipo de sanciones.

Las penitencias, bien aplicadas, son un excelente recurso para que el niño pueda tomar conciencia de sus acciones y aprender de ellas. Hoy en día las penitencias han tomado otros nombres, por ejemplo "sentarse a pensar", lo que está muy lejos del viejo ir al rincón con el sombrero de burro.

"Las penitencias, bien aplicadas, son un excelente recurso para que el niño pueda tomar conciencia de sus acciones y aprender de ellas."

Cómo dar una penitencia en un niño

En cuanto al tiempo de penitencia, se calcula un minuto por año. Es decir, si el niño tiene 5 años, la penitencia no debe durar más de 5 minutos. Las penitencias de "no salís a jugar por un mes" se desvirtúan en el tiempo, tanto que cuando pasó una semana ya nadie recuerda porqué es el castigo, perdiendo el fundamento del mismo, que es aprender sobre lo realizado.

Se lo debe dejar solo, en un lugar apartado del resto de la casa, y en la que no pueda tener recursos de diversión, por ejemplo una tele prendida. Cuando se lo envía en penitencia, debe ser justo después que se le marcó el error. Se le debe decir porqué se lo está mandando en penitencia, y que piense en lo que hizo. Si le pegó a un compañero y se lo reta, pero se lo castiga a los 3 días, ya no tiene sentido.

Otro aspecto importante a tener en cuenta, es que el niño se quede con la sensación de que se pierde de algo mientras dura la penitencia. Por ejemplo, si están mirando una película, el trozo de película que se perdió no lo va a volver a ver. De nada serviría que se detenga la actividad de la casa para que el niño cuando vuelva prosiga todo como si nada hubiera sucedido.

Al regreso de la penitencia, la misma debe tener un cierre en el cual se pueda reflexionar sobre lo sucedido. Puede ser una buena estrategia el dejar que sea el mismo niño quien razone y verbalice lo acontecido, ya que supuestamente el momento de la penitencia le sirvió para reflexionar. De esta manera, se lograría la autoconciencia sobre las acciones, y no que sea siempre el adulto quien le esté imponiendo las reglas. Porque en definitiva, el niño de algún modo ya las incorporó.

Quizás solamente falte que él mismo pueda, a través de la penitencia, lograr tomar real conciencia y responsabilidad de sus acciones.