Consejos para organizar gastos y pagos al convivir con un amigo

En épocas de economía de guerra, la independencia es una dura batalla que, enfrentada en conjunto, se hace más llevadera.

Consejos para organizar gastos y pagos al convivir con un amigo

Compartir la vivienda con un amigo puede ser una gran solución a nuestras dificultades económicas

Cómo organizar los gastos en la convivencia

Compartir la vivienda con un amigo puede ser una gran solución a nuestras dificultades económicas. La renta, las expensas, los gastos de impuestos y servicios se dividen a la mitad, pues cada quien paga su parte cada mes; y esto es un gran alivio para el bolsillo de ambos.

Si convives con un hermano, seguramente las reglas de vivienda serán bastante similares. Con un amigo, en cambio, deberás pautar los códigos de convivencia, y dialogar todos los sucesos a fines de evitar conflictos. También puedes publicar avisos de residencia compartida en tu universidad o en tu trabajo, y comenzar a compartir con un extraño que, seguramente, pasará a ser amigo en poco tiempo.

"El secreto de la convivencia es el respeto, preservar los hábitos de vivienda mutuamente, y también los tiempos e intimidad."

Respeto y organización en la convivencia

El secreto es el respeto, preservar los hábitos de vivienda mutuamente, y también los tiempos e intimidad. Aprender a compartir la residencia no es tarea sencilla, pero es algo que puede ser ampliamente beneficioso para todas las partes.

Dependiendo del grado de intimidad que compartan, relativo a la confianza y a su historia juntos, se puede determinar que cada uno se haga cargo de los gastos fijos por mes. Así, se calcula el monto de las expensas, la renta, los impuestos y servicios compartidos y otros (los alimentos, por ejemplo, si se compran en conjunto), y uno hará este pago los meses pares, mientras que el otro lo hará los impares. También se puede establecer un pago mensual entre todos, y así ambos pagarán la mitad de esta suma cada mes.

Una gran idea es elaborar un presupuesto conjunto. Se calculan los costos fijos de vivienda y todos los costos estimados compartidos (dejando de lado, por ejemplo, los móviles de cada uno, sus gastos de escolaridad, de transporte y todos los consumos personales) y se establece un monto mensual obligatorio y mínimo. Luego, este monto se divide en dos, y cada quien debe hacer su aporte mensual. Luego, se pueden tomar turnos para ir a efectuar los pagos.

"Ante cualquier inconveniente con los gastos y pagos, lo mejor es el diálogo como primera medida."

Ahorro de emergencia

Otra idea importante es establecer un ahorro de emergencia. Esto es en particular útil si los ahorros se mantienen en una cuenta bancaria en la que ambos tendrán control y acceso. Si el monto mensual es, por ejemplo, de 150, cada uno deberá aportar 75. Pero si cada uno aporta 80 por mes, se contará con un excedente para casos de urgencias. En el caso de separarse los cohabitantes, este fondo puede liquidarse y dividirse en partes iguales, afrontando quizás los gastos de mudanza.

Los retrasos en estos pagos pueden significar conflictos e inconformidades. Ante cualquier inconveniente, lo mejor es el diálogo como primera medida, para buscar una solución conjunta a cualquier eventualidad que se pudiera presentar, para cualquiera de los compañeros de vivienda.