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Cómo Controlar a un Niño que Grita

Cómo Controlar a un Niño que Grita

Aprende cómo tratar con niños que gritan, evitando el principal error que los adultos cometemos a diario. ¡Lee esta nota y descúbrelo!

16/09/16 por Eugenia

© Depositphotos.com/AsierRomeroCarballo

Los niños de hoy están cargados de estímulos y han olvidado el valor del silencio. Aprende a controlarlos con estos tips.

Cómo Tratar a un Niño que Grita Mucho

Aprender a controlar a un niño que grita es fundamental para augurar la paz y el respeto en casa, y también en el aula. Es que la algarabía es moneda corriente en el lenguaje de los más pequeños, y todos conocemos bien los gritos infantiles, esos que, si hubiéramos dado cuando éramos niñas, nos hubieran valido una mala cara, cuando menos.

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Es que hoy los niños están constantemente expuestos a estímulos súper desarrollados: colores, luces, sonidos, caricaturas donde los gritos son el medio de comunicación, volumen ambiental alto y demás. Los niños han olvidado el valor del silencio y, peor aún, también el de hablar en un tono normal…. Lo mismo que sucede entre los adultos de hoy. Si tus alumnos o tus hijos caen fácilmente en este hueco oscuro de los gritos, sea para hacer berrinche o sólo porque sí, te proponemos ponerte en acción para corregirlo.

La clave para corregir a niños que gritan

Si queremos que nuestros hijos no griten para comunicarse, en momentos felices, en los juegos y en los enojos, entonces es imperativo que demos el ejemplo como primera medida. Sí, así es: no debes gritar tú, ni tu pareja, ni los hijos mayores, ni los invitados. Comprende la contradicción que es gritarles a los niños para que dejen de gritar. ¡Eso no es efectivo!

"Comprende la contradicción que es gritarles a los niños para que dejen de gritar. ¡Eso no es efectivo!."

Si quieres que tus hijos no griten, es fundamental que no los rodees de gritos en casa.

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Pero no se trata sólo de los regaños. Cuando hables con tu pequeño, no levantes el tono de voz ni para pedirle que haga cosas. Por ejemplo, si tú estás en la sala y él o ella en su habitación, no le grites para decirle que es momento de lavarse las manos: ve hasta su habitación y díselo. Si tú no gritas, el niño comprenderá que no es necesario elevar el tono de voz para darse a entender.

A la hora de los enojos y de los regaños, es fundamental mantener la calma. No le grites. Respira profundo, y háblale en un tono normal. Si el pequeño grita, pídele con calma que deje de hacerlo, pues no puede entender lo que te dice. Pídele de buen modo, siempre con amor y sin regaños, que te hable en un volumen normal. Lo mismo en las peleas entre hermanos, en los juegos y en cualquier situación: no le grites para decirle que no hay que gritar, estarías enviando un mensaje bastante confuso.

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Mucho más a menudo de lo que notamos, nuestros propios gritos no son producto del comportamiento directo de los niños, sino de un estado emocional propio. La tensión, el estrés, las preocupaciones y el cansancio nos dejan a merced del monstruo verde de la ira y de los gritos. Antes de alzar tu voz, respira profundo, distrae tu mente, y así podrás hablar con tu niño de manera calmada.

Cómo controlar a niños que gritan

Para controlar a los niños que gritan mucho debes comprender que también pueden tener un cuadro de estrés, preocupaciones, frustraciones y enojos. Si notas que los gritos son parte habitual de su comportamiento, intenta hablar para saber si hay algo que le esté molestando y provocando un marco emocional negativo que lo empuje hacia esa actitud.

Incluso a la hora de pedirle que haga cosas o de hablar con tu pequeño: acércate, háblale mirándolo a la cara y con voz tenue, incluso algo más baja de lo normal. Tu hijo comprenderá que esa es la buena comunicación, y aprenderá del ejemplo para repetir la conducta de manera sobresaliente.

"Durante el juego los niños tienden a gritar. En algunos momentos deberás permitírselo, pero en otros poner un límite a los sonidos."

Durante el juego los niños tienden a gritar. En algunos momentos deberás permitírselo, pero en otros poner un límite a los sonidos. En especial a la hora de la siesta, o llegada la noche: juega con él o con ella, pero conservando un tono de voz no tan alto. Y felicítale cuando imite este comportamiento: la reafirmación de la buena acción es la mejor educación que tu niño pueda recibir. Sabrás cómo tratar con niños que gritan sin gritar tú también, y ese es el primer paso para ganar la batalla y recuperar la paz en casa.

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